Quienes vivimos en el siglo XXI en la Tierra, hora a hora, somos testigos de actos fantásticos.
Lo fantástico nos rodea. Nos aprisiona y nos libera. Nos eleva a las cumbres de la auto-estima y nos sumerge a los abismos insondables de la depresión.
Las Sagas fueron en su momento, para el público vikingo que las escuchaba, el acto fantástico por excelencia. Para cualquier niño o joven vikingo, los héroes de las Sagas eran modelos a seguir, prototipos de su identidad. Y la estructura de sus relatos, mediante la integración de prosa y verso, aumentaban el placer de su escucha: No hay concierto de rock o de música electrónica actual que iguale su inmenso magnetismo. El presenciar y escuchar al skald decir y cantar las hazañas vikingas era ya un acto heroico, una hazaña.
No en vano los navegantes vikingos llevaban en sus viajes a un niño testigo.
Dado el carácter oral y no escrito de la transmisión cultural ese testimonio duraría el tiempo de vida de aquél que supo presenciar los eventos: los oídos de las generaciones, participaban así, de cada uno de los viajes, de cada uno de los saqueos.
Guillermo, mi ex alumno, nos muestra en la síntesis de un Tanka estos aspectos de la tradición skáldica y de una era inolvidable.
Un hermoso ejemplo de Literatura Comparada en el mundo global.
Profesor Chicoana Fuentes
No hay comentarios:
Publicar un comentario