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viernes, 2 de junio de 2017

Atardecer de Otoño

El faro del día, conduce por el mar de las horas a la tarde hacia su puerto nocturno.
Las pandillas aladas recorren los senderos entre los árboles y el cielo.
Las reliquias de la primavera y del verano, brevemente, por su danza con la brisa, sueñan con regresar a su hogar de las ramas, pero es inútil, están condenadas por el rigor malvado de la evolución.
En el bosque, los buhos - testigos inmutables del reino de las sombras - relatan la leyenda de aquél día con lujo de detalles. Que escuchan y repiten las criaturas por la llanura, cubierta de alfalfa y mijo.
El viejo molino con su monocorde chirrido hace el eco a la narración.
- La jóven entró por el oeste y se dirigió al ombú. Ante él se detuvo y oró en su lengua por más de una hora. Después partió hacia el sur.
Nadie preguntó más detalles, pues todos conocen la historia del Vegenauta, aquél guerrero japonés que llegó a la Argentina como jardinero y vivió entre las raíces del gran árbol hasta que cansado y vestido con su uniforme imperial se colgó de una rama.

Guillermo Compte Cathcart

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