Cuando llega un bebé a la familia comienza una ceremonia de parecidos.
Alguien afirma que tiene las orejas de un tío ya fallecido y para certificarlo muestra fotos viejas que lo acreditan.
Así, sin solución de continuidad, todos aportamos nuestra opinión y con la sumatoria de todas ellas colocamos sobre la cuna un verdadero rompecabezas que sólo el tiempo se encargará de resolver, cuando el recién nacido crezca y demuestre que él es uno mismo y parecido y diferente a todos nosotros.
Guillermo Compte Cathcart
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