En las noches deambulan los sueños de todos por los laberintos sin salida de la ciudad universal.
Cuando dos o más de ellos chocan, nacen las efímeras
pesadillas. Sin embargo, las hay (las hubo y las habrá) que, obstinadas, exigen
perpetuarse invadiendo la mente y los sentimientos de algún, o algunos, de los
soñadores. Por esto, suele suceder que dos o más personas relaten cada una y en
distintos lugares, y épocas, de nuestra bendita tierra, aspectos
complementarios de trama pesadillesca.
Ni decir lo que ha de suceder cuando los hijos de la
cuna de Alejandro Magno habiten otros planetas…
Según dicen antiguas leyendas druidas, el sol se levanta desde las sombras para liberarnos del yugo del sueño.
Esa dimensión que a veces exploramos parcialmente cuando el descanso nos repara de la realidad cotidiana...
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