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sábado, 27 de junio de 2015

Corrigiendo a un medio hegemónico


La Primer Colonia Agrícola del país fue la Escocesa de Monte Grande (1825)
El domingo 9 de Enero de 2005, en la página 13 de la revista VIVA, en las dos columnas dedicadas al “Programa de Domingo” – en este número se recomienda a la ciudad de Baradero – podemos leer una frase ubicada en el primer párrafo: “El 4 de Febrero de 1856, diez familias suizas se establecieron en el lugar y conformaron la primera colonia agrícola del país”.
Sabido es que todos los pueblos tienen algo que los enorgullece y que suele ser usado como cultema de Identidad, algo ponderable en esta era global en la cual el desarraigo aumenta la cantidad de habitantes de un universo ajeno, pasajeros del ningún lugar de las terminales o los aeropuertos o adictos irrecuperables al control remoto, gentes que nunca saben de dónde vienen o hacia dónde van.
Así encontramos los que conmemoran un zapallo de media tonelada de peso cosechado en un año indeterminado, al fabuloso Hombre de los Árboles, al Jinete sin Cabeza o al sapo gigante de la Laguna de San Vicente.
Los suizos habrán llegado en ese año y a ese lugar – no me consta – pero no fueron la “primera colonia agrícola del país”.

Tal vez, de esta corrección, surjan otras y nos enteremos que otros reivindican ese ultema como propio y así, sin mayores pretensiones, entre todos, recuperemos la verdadera historia de los inmigrantes y sus sacrificios en estos pagos australes.
En 1824 los hermanos John y William Parish Robertson elevaron un proyecto al Gobernador y Capitán General de la Provincia de Buenos Aires, Don Bernardino Rivadavia, “para introducir en la Provincia una colonia de súbditos británicos”, pues “es innegable que no hay parte del mundo en que más falta hace el poblar (entendiendo que sean hombres industriosos, inteligentes y morales) y no hay país que ofrezca mayores facilidades y más grandes ventajas para la introducción e incorporación de una gran masa de población extranjera”.
Los Robertson pedían “herramientas y otros útiles”, que “las personas más respetables entre los colonos, ejercerán sobre los demás la magistratura local”, “que a los colonos se les permitirá ejercer con libertad completa la religión protestante” y “que formarán entre ellos un cuerpo de milicia”.
Rivadavia firmó el 11 de Marzo de 1824 el decreto que dice: “Se acepta la anterior propuesta en todas sus partes, en los nueve artículos que contiene. Si conviene a los interesados pueden proceder a la inmediata realización del contrato; sino, que indiquen cuando creen será el tiempo oportuno”.
El terreno que destino Rivadavia para la colonia medía más o menos 6500 hectáreas – imaginemos un rectángulo de 20 km por 32,5 km en el cual hoy florecen las localidades de Turdera, Llavallol, Luis Guillón y Monte Grande – y formaban parte de la estancia Santa Catalina.
La entrada de la colonia estaba a poco más de 20 cuadras al Sudoeste de la estación de Llavallol, en lo que hoy es el cruce del Camino de Cintura y La Colorada, donde se encuentran los actuales partidos de Lomas de Zamora, Esteban Echeverría y Almirante Brown.
El 11 de Agosto de 1825 llegaron los colonos en la fragata “The Simmetry of Scarboro”: 43 parejas, 42 hombres solteros, 14 mujeres solteras y 78 niños; 220 personas en total.
Ocho estancieros, diez carpinteros, nueve albañiles, dos herreros, tres agrimensores, un arquitecto, un pintor, un médico, tres escribientes dependientes comerciales, tres serruchadores, un alguacil, dos pintores, una gobernanta, un canastero, un zapatero, un tonelero, un domador de caballos, un matarife y cincuenta peones y sirvientes.
Todos estos datos pueden obtenerse en el libro de Cecilia Grierson “Primera y Única Colonia Formada por Escoceses en La Argentina”.
Algunos sonríen cuando llamo a este emprendimiento “el comienzo formal de la Tercer Invasión Británica” pero – más allá de ser el tataranieto de James Cathcart, uno de los agrimensores que llegaron en el Simmetry y uno de los colonos – puedo hacer un correcto análisis del contenido de los textos, que hablan por sí solos.
Lamentablemente, en Baradero, parece que le dan importancia a aquellos inmigrantes suizos mientras que en nuestra región, la de Monte Grande, es una colonia olvidada.

 Guillermo Compte Cathcart


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