Cuando se lee un libro para
recomendar – o no – su lectura a otros, el “analista de contenidos”, el
“crítico”, el “reseñador”, o como quiera que se denomine – o lo denominen –
debe ser muy cuidadoso y prudente a la hora de elegir un título para su relato,
pues de esa elección dependerá el mayor o menor grado de interés que logre
despertar entre los posibles lectores de ambos textos: el que introduce a la
cuestión y este en sí mismo, el libro en su total singularidad. En su inmensa
soledad, que busca quien comparta su contenido, ese lector desconocido que lo
hará inmortal en tanto y en cuanto logre que sus frases se conviertan en
Cultemas. Porque, después de todo, cada libro es un arcón repleto de frases que
pueden llegar a evolucionar al estado de Cultemas.
El título que elegido para la
presente presentación es “La
Crónica Perdida de Guria”.
Frase que he copiado de la página
400 del libro de Mary Whitby, investigadora del proyecto de la British Academy
que pretende brindar información esencial sobre las fuentes no bizantinas del
Mediterráneo Oriental en el período comprendido por los siglos XI y XII: la Prosopografía del
Mundo Bizantino (Prosopography of the
Byzantine World ‘PBW’).
El libro en cuestión lleva por
título Byzantines and Crusaders in
Non-Greek Sources 1025-1204, ISBN 978-0-19-726378-5, (Oxford University
Press, 2007), publicado para la British Academy.
Tapas duras, hermosa presentación,
428 páginas y con una ilustración memorable en la tapa: Barcos llevando
peregrinos y cruzados y un panel que muestra a la Virgen con el Niño y
escenas de milagros.
Son colaboradores de este
impresionante volumen de la Oxford University Press: Michael Angold, Michael
Balard, Averil Cameron, Krijnie Ciggaar, Nicholas de Lange, Peter Edbury, Simon
Franklin, Tim Greenwood, Carole Hillenbrand, Joshua Holo, Michael Jeffreys,
Jeremy Johns, Stephen H. Rapp Jr., Jonathan Riley-Smith, Vera von Falkenhausen
y Witold Witakowski.
Engalanan esta obra , 10 mapas:
Límites del Imperio Bizantino en 1025, el Mundo Bizantino, 1204-61, las mayores
rutas de Cruzados y Peregrinos, 1025-1204, el Cercano Oriente en el período
Cruzado, el sur de Italia y Sicilia antes de la conquista Normanda, el Noroeste
Europeo y Bizancio, ciudades y centros culturales del mundo Ortodoxo Eslavo,
Armenia y Georgia, el mundo Islámico cerca del 1100 y las comunidades judías en
el período Cruzado.
Como podemos apreciar , la sola
enunciación de los mapas que esta obra ofrece nos abre la impresionante
cantidad de Cultemas que podremos encontrar con una lectura atenta.
Veamos algunas de las frases que
contiene esta perla de la
Oxford.
“Las Cruzadas han adquirido una
nueva y urgente relevancia en relación con los eventos de los últimos años que
han convertido en inciertas y tensas las relaciones entre occidente y oriente,
entre Cristianos y Musulmanes” (Introducción).
Esta frase es la mejor presentación
de la obra en su conjunto. Cualquier periodista, de cualquier medio de
comunicación , haría mejor su trabajo si tuviera la sensatez de leer y
“comprender” este libro para saber sobre qué habla cuando menciona en sus
comentarios algún tema relacionado con el encuentro entre el mundo cristiano y
el mundo musulmán.
No basta con el reduccionismo
infantil que todo lo base en la conquista y la defensa de los recursos
energéticos, excusa tan común y difundida en los medios latinoamericanos.
La guerra por el petróleo existe –
temo que siempre existirá - pero hay
otra que es necesario conocer en toda su dimensión pues sino erraremos el
“vizcachazo” como se suele decir en estos pagos gauchescos.
Veamos otra frase.
“Prosopografía es el estudio de un
definido grupo de personas como individuos y miembros de familias”. (PBW: el
Proyecto y el Coloquio).
En el capítulo “Peregrinos y
Cruzados en las fuentes latinas occidentales” leemos que una ruta popular en el
siglo XI fue a través de Roma hacia el sur de Italia y ,luego de cruzar el
Adriático desde Bari, a través de la antigua ruta imperial la vía Egnatia hasta Constantinopla , es
decir, uno de los caminos de los ejércitos de la Primer Cruzada.
Más adelante, en el mismo capítulo,
leemos:
“De ahí sigue que es imperativo que
uno al menos trate de crear un pedigree de cada hombre o mujer, con cada uno
con sus parientes más cercanos, de modo que puedan ser aproximadamente
ubicados. La identificación puede ser establecida luego de un largo proceso ,
aburrido, de búsqueda dentro de cada familia, lugar de residencia y carrera
pues un nombre solo sin una lista de referencia es menos útil para un
historiador, que una mariposa solitaria clavada en una tabla para un
coleccionista. Solamente cuando las personas están ubicados en el contexto de
sus allegados, su sociedad y su región
pueden aportar un sentido a su existencia. Y el conocimiento de su
origen puede estar recompensándonos de maneras inesperadas. Cuán lejos estaba,
por ejemplo, el áspero tratamiento por parte de los griegos a Hugh de
Vermandois, del conocimiento que tenían acerca de que su madre era Anna de
Kiev?”.
Guillermo Compte Cathcart
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