Powered By Blogger

jueves, 4 de junio de 2015

Los Ermitaños y los Puentes de la Inglaterra Medieval


Puente de Wharfe
Es extraña la seducción que ejercen los puentes sobre los seres humanos. Es muy difícil sustraerse al impulso de detenerse sobre ellos para mirar correr el río desde un lugar seguro y confiable.
Según dicen los expertos en el genoma humano, la explicación - si la hay -deberíamos buscarla en la memoria ancestral, ese vasto continente sumergido en el océano genético, que nos advierte de los riesgos que nuestros mayores debieron enfrentar en sus continuos viajes por los peligrosos confines de la Tierra, antes de hallar su lugar en el mundo.
Cruzar un río desbordado, siempre ha sido un trabajo riesgoso.
Y más cuando se trata de ríos impredecibles, esos que hoy apenas son un hilo de agua y mañana se transforman en un rugiente y devastador torrente.
Registros medievales de la construcción de nuevos puentes enfatizan las vidas salvadas y la creciente prosperidad que brindaba el tráfico sobre ellos.
Un poema de mediados del siglo XV, que conmemora la construcción de puentes a través de varias ramas del río Thames, en Abingdon, contiene las siguientes líneas referidas a esos beneficios: 
"Otro negocio bendito es hacer puentes 
en lugares invadeables después de grandes lluvias 
qué lástima arrancar un cuerpo muerto de un lago 
quien fue bautizado en una fuente de piedra, un compañero nuestro".
En el siglo XVI , el puente fue considerado como la causa indiscutible de la prosperidad de Abingdon.

Durante el siglo XVIII, Daniel Defoe - el novelista , periodista y panfletista inglés, autor de Robinson Crusoe (1719-22) y de Moll Flanders (1722) - escribió:
"En Yorkshire, el río Wharfe me pareció muy pequeño y de muy poco caudal, y el muy bello puente de Harwood demasiado fino para tan poca agua, sin embargo, en otra ocasión, el puente no fue ni demasiado alto, nidemasiado largo, las lluvias habían elevado las aguas hasta la cresta de los arcos".
Hay un libro hermoso que cuenta la historia de la construcción y el cuidado de los puentes en Inglaterra: "The Bridges of Medieval England.Transport and Society 400-1800" de David Harrison, ISBN 0-19-927274-3, Oxford University Press, 2004, www.oup.com
Los puentes - según explica el autor - son fuentes históricas insoslayables para conocer el crecimiento económico, el sistema de transportes, la evolución de los esfuerzos realizados por las distintas regiones del interior de Inglaterra en las continuas guerras que debieron librar y ,por sobre todo, para eliminar el velo del prejuicio que cubre a gran parte de la era medieval.
Las ilustraciones nos llevan de paseo por distintas comarcas inglesas: Gloucester; el Old Exe Bridge, de Exeter; el Old Ouse Bridge, de York; el Mommow Bridge - con su torre defensiva - , en Monmouth; el MatlockBridge, en Derbyshire y el St IvesBridge, y su capilla, se destacan del bello conjunto de imágenes. Todas las páginas - 249 - son la entrada a la cuevadel tesoro, pero si tengo que elegir alguna, elijo, por los personajes que describe y su relación con los puentes, a las que llevan los números 201 y 202.
En ellas se nos dice que los Ermitaños reparaban los puentes durante la última parte de la Edad Media.
David Harrison reflexiona sobre lo difícil que es para el pensamiento de quienes vivimos en el siglo XXI, apreciar que la devoción de alguien pueda tomar la forma de construir o reparar puentes y caminos, cuando, peligrosamente - y este agregado me pertenece - muchos aceptan que haya creencias que justifican el derribar torres mediante el uso de máquinas voladoras.
El autor dice que podemos conocer el nombre de estos Ermitaños: En 1399, el ermitaño John Jaye recolectó herramientas para reparar "pequeños puentes" entre Cambridge y Barton y en 1406, su lugar fue tomado porThomas Kendall.
El 29 de Octubre de 1423, ante las autoridades de Maidenhead, el Ermitaño Richard Ludlow prometió que las donaciones que le fueran dadas por los creyentes serían destinadas a la reparación del puente, una vez retirado lo necesario para su manutención.
La Regla de St. Paul - que gobierna a los ermitaños - establece claramente, que reparar los puentes y los caminos que los cruzan, es su poder.
Después de leer este bello libro, cuando cruce el antiguo puente sobre las vías del ferrocarril que va desde Turdera a Llavallol - el que sostiene en tal lugar a la avenida Frías - invocaré a todos los santos para que nos envíe algún Ermitaño, porque se ve que las autoridades responsables - ¿municipales?, ¿provinciales?, ¿ferroviarias? - están mirando para otro lado, o tienen poca Fé en Dios o , por lo menos, en su trabajo.


Guillermo Compte Cathcart

No hay comentarios:

Publicar un comentario