Leer un libro es siempre una aventura.
Leer un buen libro es
siempre una aventura inolvidable.
Los promotores turísticos harían mucho mejor
su trabajo si lograran armonizar cada uno de los bellísimos lugares que muestra
nuestro planeta con el libro que a ellos le corresponde.
Ese sí sería, sin
dudas, el mejor turismo de aventuras.
Los que a fuerza de cazar cultemas nos hemos convertido en
Indexnautas, en viajeros del Index, no podemos dejar de recomendar un libro
imprescindible para encarar los años del silencio muscular, los días del
crepúsculo.
Ese libro
es: The Sepulchre of Christ and the Medieval West. From the Beginning to 1600
de Colin Morris - Profesor Emérito de Historia Medieval en la Southampton
University y Asociado Emérito en el Pembroke College, Oxford - ISBN 0-19-826928
-5 hardback, (Oxford University Press, 2005).
En el Index, leemos: Helena, St. Empress 22-3, 32, 39-49,
44, 50, 62, 80-2, 85, 94, 114, 119, 131, 149, 227, 314, 325, 370chapel of St
Helena 37, 193, 203, 247, 310mausoleum 38
En la página 38 leemos:"Es improbable que los
cristianos construyeran basílicas o grandes iglesias antes del tiempo de
Constantino. (ver J. B.
Ward-Perkins, 'Constantine and the Origins of the Christian Basilica', Papers
of the British School at Rome, 22 (1954), 69-90; también Gregory Dix, The Shape
of the Liturgy (Westminster, 1945), ch.II). Él patrocinó iglesias del
tipo basilical, entre muchas variaciones de detalle, en Roma, San Juan de
Letrán y San Pedro en el Vaticano, en Jerusalén, Belén y Constantinopla. Igualmente
distintivo del programa imperial de construcciones fue la rotonda. El mausoleo
circular o poligonal construido en conmemoración de emperadores pasados.Las
demandas del culto cristiano eran, sin embargo, distintivas y como resultado
los proyectos de Constantino combinaban un mausoleo con una basílica para la
Eucaristía y naves amplias para permitir la circulación de peregrinos deseosos
de tributar su homenaje a la urna con las reliquias del Santo Patrono.
Probablemente, el primer experimento en esta dirección fue el mausoleo de
Helena en Roma, que bien pudo haber sido originalmente pensado para el mismo
Constantino. El plan fue posteriormente adoptado por una serie de lugares
sagrados y tumbas: San Pedro en el Vaticano, San Pablo fuori le mura, ambas en
Roma, el Sagrado Sepulcro en Jerusalén, y la Iglesia de la Natividad en
Belén."
Si leemos las páginas 22 y 23:"En los 390ss, el
descubrimiento (de la Cruz) fue atribuído a una deliberada búsqueda de Helena,
la madre de Constantino. La primer referencia la hallamos en la Ecclesiastical
History de Gelasius de Caesarea que no sobrevive como fuente independiente pero
que fue extensamente usada por historiadores de la próxima generación. El
descubrimiento de la Cruz y de dos uñas en ella, fue también mencionado por el
obispo Ambrose de Milán, en su oración en el funeral del emperador Theodosius I
en el año 395. A partir de ese momento, la atribución a Helena es universal.
Debido a la acumulación de milagros por parte de los sucesivos escritores, los
historiadores llegaron a la conclusión que el hallazgo de Helena debe ser
considerado una ficción histórica. Pero no debe ser descartado completamente.
No puede negarse la gran importancia de Helena en la corte de Constantino. Ella
era Augusta y alrededor del 326 en su vejez visitó Aelia. Un siglo después, se
afirmaba que en Roma existían restos de la cruz en la capilla ubicada en el
palacio de Helena y que ella los había puesto allí. Las historias de Helena
circularon en Roma y en la corte imperial bien antes del fin del siglo IV.
Stephan Borgehammar y Peter Thiede han coincidido en afirmar que existe una
fuerte presunción a favor de la veracidad de la narración tradicional".
[J. W. Drijvers, Helena Augusta (Leiden, 1992); R. Klein, 'Helena II
(Kaiserin)', Reallexikon für Antike und Christentum, 14 (1988), 355-75; S.
Heid, 'Die Ursprung der Helenalegende im Pilgerbetrieb Jerusalems' (El orígen
de la Leyenda de Helena en las peregrinaciones a Jerusalén), Jahrbuch für
Antike und Christentum, 32 (1989), 41-71; J. Engemann, "Das Jerusalem der
Pilger: Kreuzauffindung und Wallfahrt", (La Jerusalén de los Peregrinos:
El Descubrimiento de la Cruz y la Peregrinación), Akten XII, 24-35;
Borgehammar, S., How the Holy Cross was Found (Stockholm, 1991), Thiede, C. P.,
and D'Ancona, M., The Quest for the Trae Cross (London, 2000)].
La próxima parada es la página 32:"Todo lo que queda
(del título sobre la Cruz) es un fragmento en la iglesia de la Santa Cruz en
Roma, que supo ser la capilla del palacio de Helena. (Que debería ser el lugar
natural para que sobreviva, pero también un sitio tentador para instalar una
falsificación). Es solamente una pequeña pieza. Y, si es auténtica, alguien,
mas obviamente Helena , rompió una parte del título en Jerusalén, dejando la
mayor parte en su lugar de orígen para la devoción".
Si recorremos de la página 39 a 49, leemos:"Ninguno de
los viajeros anteriores al 324, conocidos por nosotros, era un occidental. El
tour de Helena por las provincias el Este, como augusta o emperatriz,
probablemente en el 326, fue una visita imperial. Eusebius indica que el
cuidado de las iglesias fue parte esencial de su misión, y le acredita a ella -
no necesariamente en forma correcta - la creación de la basílica en Belén y
enfatiza su 'piadosa devoción a Dios, el Rey de Reyes'."
Si nos detenemos en la página 44, hallamos: "David Hunt
ha observado (en 'St Silvia of Aquitaine', Journal of Theological Studies, n°
23 (1972), 372-373) que 'los primeros peregrinos cristianos, al tomar los pasos
decisivos en el viaje a la Tierra Santa, se destinaban a sí mismos un mayor rol
en la vida de la Iglesia, no solo en la escena de los lugares sagrados sino
también - y no en menor grado - en la comunidad a la cual retornaban…la
Peregrinación era una calificación por influencia'. La capital imperial era
Constantinopla, y si bien ningún emperador visitó Jerusalén si lo hicieron
importantes integrantes de la familia imperial, entre ellas Helena, Pulcheria y
Eudochia".
En la página 50:"(Eusebius) Para clarificar los viajes
de la Emperatriz Helena cita el salmo 132:7, 'rendiremos culto en el lugar que
sus pies pisaron' (Eusebius Life of Constantine 3. 42 - Palestine Pilgrims Text
Society (New York, 1971), I, 42)".
En la página 62:"Desde el período patrístico en
adelante, ciertos lugares privilegiados recibieron el nombre 'Jerusalén'. Ello
sucedió desde el año 500 en adelante con la capilla del palacio de Helena en
Roma, actualmente la iglesia de la Santa Cruz en Jerusalén. A veces se ha
supuesto que la totalidad de las iglesias de Roma fueron planeadas como una
reminiscencia de Jerusalén: Damiano Neri ha argumentado (Il Santo Sepulcro
riprodotto in Occidente (Jerusalén, 1971), la teoría básica se encuentra en H.
Grisar, Antiche basiliche di Roma imitanti i santuari di Gerusalemme e Betlemme
(Analecta Romana, 1899) que fue necesario copiar santuarios no solo en la
forma, sino también, en tanto fue posible, en la misma orientación y en la
misma distancia que existe entre ellos".
En las páginas 80-82:"La iglesia de la Santa Cruz en
Jerusalén, ubicada en Roma, posee una inscripción recordando que 'aquí tierra
santa del Calvario es preservada, depositada por Santa Helena en la bóveda más
baja y así el nombre Jerusalén se atribuye a la capilla
Es verdad que el edificio sería el lugar natural para comenzar
la historia de la madera de la Cruz en Occidente: el palacio Sessorian fue de
Helena después de la ocupación de Roma por Constantino en el 312, y la iglesia
se originó probablemente como una capilla de la emperatriz. (Para la historia
de la Santa Cruz ver Liber Pontificalis (ed.L. Dúchense), i. 179, 196; D.
Bedini, Le Reliquia della Passione del Signore, 3rd edn. (Roma,1987), 30; P.
Jounel, 'Le Culte de la Croix dans la liturgia romaine', La Maison-Dieu,75
(1963), 68-91; J. Vogt, 'Helena Augusta, the Cross and the Jews', Classical
Folia, 31 (1977), 135-51)".
"Por esos años - 461/468 - , la historia del hallazgo
de la Cruz por Helena se hizo conocido en Occidente. El relato probablemente
comenzó en Jerusalén, para explicar a los peregrinos la presencia de la Cruz
allí, y por los años 450 un elaborado conjunto de historias explicaban las
circunstancias. La fecha para la fiesta de la Cruz fue fijado en Roma el 3 de
Mayo, en conformidad con la del hallazgo de Helena en la leyenda".
En la página 85:"La autoridad de los primeros
emperadores cristianos fue recomendada a las elites de provincias por la
tradicional cultura que tenían en común: rituales, ceremoniales de la corte,
mosaicos y retórica, aunque sin sacrificios en las urnas antiguas. Sin embargo,
fue creciendo la demanda por una definición específicamente cristiana de las
fuentes de la autoridad. El desarrollo de las leyendas del descubrimiento de la
Cruz por parte de Helena debe ser interpretada en esta luz. En su oración
fúnebre por Theodosius I en el año 395, Ambrose reportó que Helena también
encontró las uñas usadas en la Cruz y que había enviado dos a su hijo,
Constantino, para ser incorporadas en la brida de su caballo y en la diadema.
Ambrose saludaba a estos regalos como el cumplimiento de la profecía de
Zacarías14:20 "Un día allí se inscribirá, sobre la brida de los caballos,
"Santo el Señor, el Todopoderoso"". Así Helena "sabiamente
puso la Cruz sobre la cabeza de los reyes, que la Cruz de Cristo pueda ser
adorada en los reyes" [ver Ambrose, De Obitu Theodossi 40 ff. (Corpus
Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum , 73 (1955), 369-401)].
En la página 94:Sergius I (687-701) introdujo en Roma un
número de costumbres litúrgicas del medio oriente, incluyendo el canto del
Agnus Dei en la misa, y probablemente la celebración de la Exaltación de la
Cruz que en Jerusalén se hacía el 14 de Septiembre, que era una combinación de
dos tradiciones de Jerusalén: el retorno de la Cruz a la ciudad sagrada por el
Emperador Heraclius y la invención por Helena".
En la página 114:"Nosotros debemos recordar, también,
las leyendas ampliamente conocidas que hablaban sobre la tumba de Cristo, la
sagrada Cruz y el redescubrimiento por Helena: los contemporáneos muy bien
pueden haber pensado que tales relatos estaban cercanos a la verdadera
historia, asi como lo son para nosotros. En una era en la cual otras formas de
participación eran negadas; en la cual la comunicación entre las personas era
rara, cuando la acción litúrgica era dominada por el clero, la demanda por ver,
característica de los servicios medievales, estaba emergiendo".
En la página 119:"En cualquier caso, el culto de Cristo
como Salvador estaba arraigado en el Santo Sepulcro, y la proclamación de
Carlomagno como un segundo Constantino despertó recolecciones del trabajo de
Constantino y Helena".
En la página 131:"Un link con Palestina, tan directo
como fuera posible, fue enfatizado por los escritos de catedrales y
monasterios. En Trier, construyeron sobre sus links tradicionales con la
Emperatriz Helena, y proclamaron que ella había entregado a la iglesia una de
las uñas que había encontrado en la Cruz".
En la página 149:"La llegada de nuevas reliquias es un
importante testimonio del continuo interés del Oeste Latino en el Santo
Sepulcro, el Calvario y otros lugares santos de Palestina. Además de ellos,
estaba el tesoro de los monumentos conmemorativos que se construyeron en las
centurias precedentes. John Cowdrey ha puesto atención sobre la guía para
peregrinos de la iglesia San Juan de Letrán en Roma, la Descriptio basilicae
Lateranensis, cuya versión original fue escrita probablemente poco después del
1073. Ella contiene historias de Constantino y Helena y una gran lista de
reliquias, muchas de las cuales tienen su origen en Jerusalén.
Fragmentos de las mismas fueron entregados a iglesias por
Urbano II en su viaje a Francia en el 1095-96 durante la predicación de la
Primer Cruzada: la iglesia abadía de Marmoutier, cercana a Tours, tiene una
primera dedicatoria a la Sagrada Cruz, y posee una "partícula de la más
victoriosa Cruz de Cristo" en uno de los altares. Cowdrey observa que
"estudiantes de cómo la mentalidad cruzada fue formándose no deben pasar
por alto como en el palacio Lateranense y gracias a Constantino y a su madre,
los Papas vivían en medio de reliquias de la Tierra Santa y de Jerusalén".
(Ver "The Reform Papacy and the Origin of the Crusades", Concile de
Clermont, esp. 68-71; and his "Pope Urban II and the Idea of
Crusade", Studi Medievali (1995), iii. 36, con una lista de las reliquias
Lateranenses en las páginas 740-2).
En la página 227:En esta tenemos la figura 7.1 que está
acompañada al pie por un texto que afirma: "Este relicario actualmente en
el Louvre es un buen representante de la clase que combina la Cruz con una
representación del Santo Sepulcro en la base del tronco. Las dos figuras de pie
son Constantino y Helena".
En la página 314:"Muchos peregrinos pensaban que esos
perdones estaban garantizados por el Papa San Silvestre por petición de Santa
Helena, la madre del emperador Constantino y que siempre fueron confirmados y
multiplicados en adelante por muchos supremos pontífices".
En la página 325:"La compleja y elaborada historia de
la madera de la Cruz, trazando su historia desde el Jardín del Edén hasta el
Calvario y su descubrimiento por Helena, fue muy familiar en Occidente, y la
ubicación de varios espisodios podían verse".
Y, finalmente, para terminar este recorrido "buscando a
Helena" cito lo que se nos dice en la página 247:"Los muros de la
escalera que descienden a la capilla de Santa Helena todavía están cubiertas
con las cruces con las que los peregrinos grabaron para marcar su llegada, una
costumbre que seguramente comenzó en las décadas posteriores a la Primer
Cruzada".
Quieran todos los santos, especialmente Helena, reconocer la
Cruz que en su memoria grabamos en nuestro corazón al leer esta bella historia
de la mujer que parió a uno de los más grandes emperadores de todos los
tiempos, el que abrió las puertas de la conversión y de los monasterios a las
legiones perdidas de Roma y a la evolución del Imperio Romano.
Guillermo Compte Cathcart
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