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sábado, 6 de junio de 2015

Santa Helena, la Emperatriz


Leer un libro es siempre una aventura. 
Leer un buen libro es siempre una aventura inolvidable. 
Los promotores turísticos harían mucho mejor su trabajo si lograran armonizar cada uno de los bellísimos lugares que muestra nuestro planeta con el libro que a ellos le corresponde. 
Ese sí sería, sin dudas, el mejor turismo de aventuras.
Los que a fuerza de cazar cultemas nos hemos convertido en Indexnautas, en viajeros del Index, no podemos dejar de recomendar un libro imprescindible para encarar los años del silencio muscular, los días del crepúsculo.
Ese libro es: The Sepulchre of Christ and the Medieval West. From the Beginning to 1600 de Colin Morris - Profesor Emérito de Historia Medieval en la Southampton University y Asociado Emérito en el Pembroke College, Oxford - ISBN 0-19-826928 -5 hardback, (Oxford University Press, 2005).
En el Index, leemos: Helena, St. Empress 22-3, 32, 39-49, 44, 50, 62, 80-2, 85, 94, 114, 119, 131, 149, 227, 314, 325, 370chapel of St Helena 37, 193, 203, 247, 310mausoleum 38
En la página 38 leemos:"Es improbable que los cristianos construyeran basílicas o grandes iglesias antes del tiempo de Constantino. (ver J. B. Ward-Perkins, 'Constantine and the Origins of the Christian Basilica', Papers of the British School at Rome, 22 (1954), 69-90; también Gregory Dix, The Shape of the Liturgy (Westminster, 1945), ch.II). Él patrocinó iglesias del tipo basilical, entre muchas variaciones de detalle, en Roma, San Juan de Letrán y San Pedro en el Vaticano, en Jerusalén, Belén y Constantinopla. Igualmente distintivo del programa imperial de construcciones fue la rotonda. El mausoleo circular o poligonal construido en conmemoración de emperadores pasados.Las demandas del culto cristiano eran, sin embargo, distintivas y como resultado los proyectos de Constantino combinaban un mausoleo con una basílica para la Eucaristía y naves amplias para permitir la circulación de peregrinos deseosos de tributar su homenaje a la urna con las reliquias del Santo Patrono. Probablemente, el primer experimento en esta dirección fue el mausoleo de Helena en Roma, que bien pudo haber sido originalmente pensado para el mismo Constantino. El plan fue posteriormente adoptado por una serie de lugares sagrados y tumbas: San Pedro en el Vaticano, San Pablo fuori le mura, ambas en Roma, el Sagrado Sepulcro en Jerusalén, y la Iglesia de la Natividad en Belén."


Si leemos las páginas 22 y 23:"En los 390ss, el descubrimiento (de la Cruz) fue atribuído a una deliberada búsqueda de Helena, la madre de Constantino. La primer referencia la hallamos en la Ecclesiastical History de Gelasius de Caesarea que no sobrevive como fuente independiente pero que fue extensamente usada por historiadores de la próxima generación. El descubrimiento de la Cruz y de dos uñas en ella, fue también mencionado por el obispo Ambrose de Milán, en su oración en el funeral del emperador Theodosius I en el año 395. A partir de ese momento, la atribución a Helena es universal. Debido a la acumulación de milagros por parte de los sucesivos escritores, los historiadores llegaron a la conclusión que el hallazgo de Helena debe ser considerado una ficción histórica. Pero no debe ser descartado completamente. No puede negarse la gran importancia de Helena en la corte de Constantino. Ella era Augusta y alrededor del 326 en su vejez visitó Aelia. Un siglo después, se afirmaba que en Roma existían restos de la cruz en la capilla ubicada en el palacio de Helena y que ella los había puesto allí. Las historias de Helena circularon en Roma y en la corte imperial bien antes del fin del siglo IV. Stephan Borgehammar y Peter Thiede han coincidido en afirmar que existe una fuerte presunción a favor de la veracidad de la narración tradicional". [J. W. Drijvers, Helena Augusta (Leiden, 1992); R. Klein, 'Helena II (Kaiserin)', Reallexikon für Antike und Christentum, 14 (1988), 355-75; S. Heid, 'Die Ursprung der Helenalegende im Pilgerbetrieb Jerusalems' (El orígen de la Leyenda de Helena en las peregrinaciones a Jerusalén), Jahrbuch für Antike und Christentum, 32 (1989), 41-71; J. Engemann, "Das Jerusalem der Pilger: Kreuzauffindung und Wallfahrt", (La Jerusalén de los Peregrinos: El Descubrimiento de la Cruz y la Peregrinación), Akten XII, 24-35; Borgehammar, S., How the Holy Cross was Found (Stockholm, 1991), Thiede, C. P., and D'Ancona, M., The Quest for the Trae Cross (London, 2000)].
La próxima parada es la página 32:"Todo lo que queda (del título sobre la Cruz) es un fragmento en la iglesia de la Santa Cruz en Roma, que supo ser la capilla del palacio de Helena. (Que debería ser el lugar natural para que sobreviva, pero también un sitio tentador para instalar una falsificación). Es solamente una pequeña pieza. Y, si es auténtica, alguien, mas obviamente Helena , rompió una parte del título en Jerusalén, dejando la mayor parte en su lugar de orígen para la devoción".
Si recorremos de la página 39 a 49, leemos:"Ninguno de los viajeros anteriores al 324, conocidos por nosotros, era un occidental. El tour de Helena por las provincias el Este, como augusta o emperatriz, probablemente en el 326, fue una visita imperial. Eusebius indica que el cuidado de las iglesias fue parte esencial de su misión, y le acredita a ella - no necesariamente en forma correcta - la creación de la basílica en Belén y enfatiza su 'piadosa devoción a Dios, el Rey de Reyes'."
Si nos detenemos en la página 44, hallamos: "David Hunt ha observado (en 'St Silvia of Aquitaine', Journal of Theological Studies, n° 23 (1972), 372-373) que 'los primeros peregrinos cristianos, al tomar los pasos decisivos en el viaje a la Tierra Santa, se destinaban a sí mismos un mayor rol en la vida de la Iglesia, no solo en la escena de los lugares sagrados sino también - y no en menor grado - en la comunidad a la cual retornaban…la Peregrinación era una calificación por influencia'. La capital imperial era Constantinopla, y si bien ningún emperador visitó Jerusalén si lo hicieron importantes integrantes de la familia imperial, entre ellas Helena, Pulcheria y Eudochia".
En la página 50:"(Eusebius) Para clarificar los viajes de la Emperatriz Helena cita el salmo 132:7, 'rendiremos culto en el lugar que sus pies pisaron' (Eusebius Life of Constantine 3. 42 - Palestine Pilgrims Text Society (New York, 1971), I, 42)".
En la página 62:"Desde el período patrístico en adelante, ciertos lugares privilegiados recibieron el nombre 'Jerusalén'. Ello sucedió desde el año 500 en adelante con la capilla del palacio de Helena en Roma, actualmente la iglesia de la Santa Cruz en Jerusalén. A veces se ha supuesto que la totalidad de las iglesias de Roma fueron planeadas como una reminiscencia de Jerusalén: Damiano Neri ha argumentado (Il Santo Sepulcro riprodotto in Occidente (Jerusalén, 1971), la teoría básica se encuentra en H. Grisar, Antiche basiliche di Roma imitanti i santuari di Gerusalemme e Betlemme (Analecta Romana, 1899) que fue necesario copiar santuarios no solo en la forma, sino también, en tanto fue posible, en la misma orientación y en la misma distancia que existe entre ellos".
En las páginas 80-82:"La iglesia de la Santa Cruz en Jerusalén, ubicada en Roma, posee una inscripción recordando que 'aquí tierra santa del Calvario es preservada, depositada por Santa Helena en la bóveda más baja y así el nombre Jerusalén se atribuye a la capilla
Es verdad que el edificio sería el lugar natural para comenzar la historia de la madera de la Cruz en Occidente: el palacio Sessorian fue de Helena después de la ocupación de Roma por Constantino en el 312, y la iglesia se originó probablemente como una capilla de la emperatriz. (Para la historia de la Santa Cruz ver Liber Pontificalis (ed.L. Dúchense), i. 179, 196; D. Bedini, Le Reliquia della Passione del Signore, 3rd edn. (Roma,1987), 30; P. Jounel, 'Le Culte de la Croix dans la liturgia romaine', La Maison-Dieu,75 (1963), 68-91; J. Vogt, 'Helena Augusta, the Cross and the Jews', Classical Folia, 31 (1977), 135-51)".
"Por esos años - 461/468 - , la historia del hallazgo de la Cruz por Helena se hizo conocido en Occidente. El relato probablemente comenzó en Jerusalén, para explicar a los peregrinos la presencia de la Cruz allí, y por los años 450 un elaborado conjunto de historias explicaban las circunstancias. La fecha para la fiesta de la Cruz fue fijado en Roma el 3 de Mayo, en conformidad con la del hallazgo de Helena en la leyenda".
En la página 85:"La autoridad de los primeros emperadores cristianos fue recomendada a las elites de provincias por la tradicional cultura que tenían en común: rituales, ceremoniales de la corte, mosaicos y retórica, aunque sin sacrificios en las urnas antiguas. Sin embargo, fue creciendo la demanda por una definición específicamente cristiana de las fuentes de la autoridad. El desarrollo de las leyendas del descubrimiento de la Cruz por parte de Helena debe ser interpretada en esta luz. En su oración fúnebre por Theodosius I en el año 395, Ambrose reportó que Helena también encontró las uñas usadas en la Cruz y que había enviado dos a su hijo, Constantino, para ser incorporadas en la brida de su caballo y en la diadema. Ambrose saludaba a estos regalos como el cumplimiento de la profecía de Zacarías14:20 "Un día allí se inscribirá, sobre la brida de los caballos, "Santo el Señor, el Todopoderoso"". Así Helena "sabiamente puso la Cruz sobre la cabeza de los reyes, que la Cruz de Cristo pueda ser adorada en los reyes" [ver Ambrose, De Obitu Theodossi 40 ff. (Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum , 73 (1955), 369-401)].
En la página 94:Sergius I (687-701) introdujo en Roma un número de costumbres litúrgicas del medio oriente, incluyendo el canto del Agnus Dei en la misa, y probablemente la celebración de la Exaltación de la Cruz que en Jerusalén se hacía el 14 de Septiembre, que era una combinación de dos tradiciones de Jerusalén: el retorno de la Cruz a la ciudad sagrada por el Emperador Heraclius y la invención por Helena".
En la página 114:"Nosotros debemos recordar, también, las leyendas ampliamente conocidas que hablaban sobre la tumba de Cristo, la sagrada Cruz y el redescubrimiento por Helena: los contemporáneos muy bien pueden haber pensado que tales relatos estaban cercanos a la verdadera historia, asi como lo son para nosotros. En una era en la cual otras formas de participación eran negadas; en la cual la comunicación entre las personas era rara, cuando la acción litúrgica era dominada por el clero, la demanda por ver, característica de los servicios medievales, estaba emergiendo".
En la página 119:"En cualquier caso, el culto de Cristo como Salvador estaba arraigado en el Santo Sepulcro, y la proclamación de Carlomagno como un segundo Constantino despertó recolecciones del trabajo de Constantino y Helena".
En la página 131:"Un link con Palestina, tan directo como fuera posible, fue enfatizado por los escritos de catedrales y monasterios. En Trier, construyeron sobre sus links tradicionales con la Emperatriz Helena, y proclamaron que ella había entregado a la iglesia una de las uñas que había encontrado en la Cruz".
En la página 149:"La llegada de nuevas reliquias es un importante testimonio del continuo interés del Oeste Latino en el Santo Sepulcro, el Calvario y otros lugares santos de Palestina. Además de ellos, estaba el tesoro de los monumentos conmemorativos que se construyeron en las centurias precedentes. John Cowdrey ha puesto atención sobre la guía para peregrinos de la iglesia San Juan de Letrán en Roma, la Descriptio basilicae Lateranensis, cuya versión original fue escrita probablemente poco después del 1073. Ella contiene historias de Constantino y Helena y una gran lista de reliquias, muchas de las cuales tienen su origen en Jerusalén.
Fragmentos de las mismas fueron entregados a iglesias por Urbano II en su viaje a Francia en el 1095-96 durante la predicación de la Primer Cruzada: la iglesia abadía de Marmoutier, cercana a Tours, tiene una primera dedicatoria a la Sagrada Cruz, y posee una "partícula de la más victoriosa Cruz de Cristo" en uno de los altares. Cowdrey observa que "estudiantes de cómo la mentalidad cruzada fue formándose no deben pasar por alto como en el palacio Lateranense y gracias a Constantino y a su madre, los Papas vivían en medio de reliquias de la Tierra Santa y de Jerusalén". (Ver "The Reform Papacy and the Origin of the Crusades", Concile de Clermont, esp. 68-71; and his "Pope Urban II and the Idea of Crusade", Studi Medievali (1995), iii. 36, con una lista de las reliquias Lateranenses en las páginas 740-2).
En la página 227:En esta tenemos la figura 7.1 que está acompañada al pie por un texto que afirma: "Este relicario actualmente en el Louvre es un buen representante de la clase que combina la Cruz con una representación del Santo Sepulcro en la base del tronco. Las dos figuras de pie son Constantino y Helena".
En la página 314:"Muchos peregrinos pensaban que esos perdones estaban garantizados por el Papa San Silvestre por petición de Santa Helena, la madre del emperador Constantino y que siempre fueron confirmados y multiplicados en adelante por muchos supremos pontífices".
En la página 325:"La compleja y elaborada historia de la madera de la Cruz, trazando su historia desde el Jardín del Edén hasta el Calvario y su descubrimiento por Helena, fue muy familiar en Occidente, y la ubicación de varios espisodios podían verse".
Y, finalmente, para terminar este recorrido "buscando a Helena" cito lo que se nos dice en la página 247:"Los muros de la escalera que descienden a la capilla de Santa Helena todavía están cubiertas con las cruces con las que los peregrinos grabaron para marcar su llegada, una costumbre que seguramente comenzó en las décadas posteriores a la Primer Cruzada".
Quieran todos los santos, especialmente Helena, reconocer la Cruz que en su memoria grabamos en nuestro corazón al leer esta bella historia de la mujer que parió a uno de los más grandes emperadores de todos los tiempos, el que abrió las puertas de la conversión y de los monasterios a las legiones perdidas de Roma y a la evolución del Imperio Romano.


Guillermo Compte Cathcart

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