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jueves, 11 de junio de 2015

Sobre el trasvasamiento generacional

Según la Real Academia Española, “transvasar” significa “pasar un líquido de un recipiente a otro” y esto nos señala algo importante para el desarrollo que sigue “alguien que ha recibido algo transmite a otro eso que ha recibido”.
Para nosotros, ese “algo” es una doctrina, nacional, social y cristiana, el Justicialismo.
Perón dice, en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, respecto a los partidos políticos: 

“En un país institucionalmente representativo, la organización de las fuerzas políticas debe ser representativa para servir con fidelidad al país. Para ello, toda organización política debe tener claramente establecida su unidad de doctrina, en la cual se apoyarán su estructura orgánica y su accionar...La doctrina de cada partido debe ser predicada y no simplemente enseñada. Ello significa que hay que hacerla conocer, comprender y sentir”.

Toda doctrina, entendida como principios para la acción, es un conjunto de valores. 
El que transvasa predica con el ejemplo, pues no puede decir una cosa y hacer otra. Y el que recibe lo transvasado no puede nunca tener un rol meramente pasivo: debe asumir el compromiso de un testigo fiel. Un aprendiz atento para poder reemplazar en el momento necesario a su maestro.
El trasvasamiento generacional es, según lo dicho, un compromiso asumido plenamente por dos actores: el maestro y el aprendiz.

Si bien hay excepciones, que confirman la regla, lo normal desde el punto de vista de la evolución es que el maestro sea el de mayor edad y el aprendiz el de menos edad, el más joven.
Necesariamente, según las palabras de Perón anteriormente citadas, en todo partido político debe haber múltiples maestros pues sino la doctrina sería una letra muerta y si los hay deben existir los aprendices, única garantía que tiene el país de la lealtad de sus ciudadanos.
Es imprescindible entonces que los partidos políticos tengan aprendices y maestros pues si así no lo hicieran no estarían cumpliendo con su finalidad desde la perspectiva justicialista.
Y sería un contrasentido que hubiera muchos maestros y menos aprendices. Lo lógico y lo deseable es que haya más aprendices que maestros.
Y como de representación estamos hablando, las organizaciones políticas estarán mejor representadas, en primer lugar, por el número y la calidad de sus aprendices.
Y como todo maestro de hoy fue un aprendiz ayer, el proceso de aprendiz a maestro es continuo por lo cual todos los miembros de un partido político son siempre aprendices.
Siempre existe el peligro de un brujo que simula ser maestro y un aprendiz que quiere imitarlo...

Guillermo Compte Cathcart




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