En los canales de la TVcable existen varios
programas dedicados a la gastronomía, al igual que en la TVabierta.
En ellos hemos podido escuchar
muchas veces, que la “cocina mediterránea” es muy importante.
¿No sería importante conocer más sobre
ese Mare Nostrum?
W. V. Harris editó un libro
imprescindible para comprender a uno de los espacios-matrices de la actual
globalización , el Mar de Todos, el Mediterráneo.
El libro de la Oxford University
Press es Rethinking the Mediterranean, ISBN 978-0-19-926545-9, 2005 y en
él se nos ofrece la mayor parte del contenido de la Conferencia organizada
por el Centro para el Mediterráneo Antiguo que se realizó en la Columbia University
del 21 al 22 de Septiembre de 2001.
Los participantes son muy bien conocidos:
David Abulafia, autor de The Western Mediterranean Kingdoms (1997) y The
Mediterrenean in History (2003); y Susan E. Alcock, autora de Archaeologies
of the Greek Past: Landscape, Monuments and Memories (2002), entre otros.
Cuando un lector argentino se
encuentra con una obra como esta, necesariamente, intenta comprender el punto
en el cual se halla respecto a las posibilidades de consulta bibliográfica que
poseen quienes escriben los distintos ensayos que se incluyen en las 414
páginas muy bien encuadernadas y que muestran en su portada la imagen de un
lago al borde el Mare Nostrum.
La bibliografía se reseña entre las
páginas 377 y 405.
Si nos limitamos solamente a
traducir algunos de los títulos que en ella se detallan, haciendo mención del
año de publicación , comprenderemos cómo la dependencia cultural es la mayor de
las dependencias. Y que la misma no es algo extraño para nosotros, “los
bolivarianos”.
“Honor y Vergüenza entre los
Beduinos de Egipto” en Honor y Vergüenza: los Valores de una Sociedad
Mediterránea (1966).
Este y Oeste: Comentarios sobre el
Comercio de la ciudad de Ancona en la Edad Media en Ciudad y Sistema Adriático al
final del Medioevo (1997).
El Rig Veda: Una historia que
muestra cómo los Fenicios tuvieron su primer hogar en la India (1904).
Ciudades, Capitalismo y
Civilización (1986).
“Reflexiones sobre el comercio de
las ánforas griegas en el Mar Negro” (1999).
El ensayo “Dinámicas Rituales en el
Mediterráneo Oriental: Caso Estudios en la Antigua Grecia y en
Asia Menor”, escrito por Angelos Chaniotis,
quien es Profesor de Historia Antigua y Vicerrector de la Universidad de
Heidelberg y ha editado en el año 2002, Ejército
y Poder en el Mundo Antiguo, comienza con esta frase:
“Uno de los muchos monumentos que los atenienses mostraban orgullosamente
a
su juventud y a los visitantes que llegaban a su ciudad era la nave con la cual se creía que
Theseus había navegado a Creta”.
Esta afirmación le sirve al autor
para formular una pregunta importante para el desarrollo del contenido que
propone: ¿Puede el Mediterráneo ser un objeto de estudio significativo y
distintivo dada la heterogeneidad cultural y ambiental de la región?
Angelos Chaniotis realiza una
elección apasionante: decide explorar esta temática a través del tratamiento de
un fenómeno cultural para el cual los factores climáticos no parecen ser
determinantes; los rituales.
Mediante la descripción de las
diferencias en los rituales (especialmente las costumbres funerarias y los
rituales de las comidas) es que muchos historiadores antiguos (notablemente en
Herodotus) establecieron la diferencia cultural y de identidad entre los
Griegos y los bárbaros o entre las comunidades griegas. Aquí, en dos menciones
al pie de la página el autor nos remite a dos libros: el de F. Hartog, The
Mirror of Herodotus. The
Representation of the Other in the Writing of History (Berkeley and Los Angeles, 1988) y
el de R. Bichler, Herodots Welt (Berlín, 2000), y dentro del último las páginas: 48-56, 84-93,
123-31, 151-78.
Siempre digo que la mejor forma de
leer un libro es viajar por el Index, ser un Indexnauta. Este análisis
detallado de las notas al pie de página nos permite comprobar hasta qué punto
es fundamental el desarrollo de una producción literaria para la construcción
de un Proyecto Nacional, pues, sin lugar a dudas, este depende de un absoluto
dominio de la propia historia y sin investigación ella no existe y por ende
aquél tampoco.
Si buscamos en la sección en la
cual se indica la bibliografía comprobaremos que el primero de los libros es
una traducción del francés: Le Miroir d’Hérodote: Essai sur le
representation de l’autre (París, 1980).
La traducción al español de ambos
títulos no es muy complicada: El Espejo de Heródoto: Ensayo sobre la
representación del Otro y El Mundo de Heródoto. Lo difícil es igualar una
producción cultural que incluye al alemán, al inglés y al francés ocupándose de
los rituales en el Mare Nostrum, los cimientos del Atlántico, los cimientos de la Globalización.
Chaniotis relata que las
actividades de los jóvenes atenienses en pleno entrenamiento hacia la
ciudadanía – a los 18 o 19 años de edad – presentan un caso interesante.
Un decreto honorífico del año 123 A .C. describe estas actividades, las cuales incluyen participación en
festivales, procesiones, y competiciones atléticas, la asistencia a las escuelas filosóficas,
ejercicios militares, visitas a importantes monumentos históricos y
santuarios y conocimiento de las fronteras del territorio
Ateniense (página 151).
En Inscriptiones Graecae II²
1006 líneas 65-71 encontramos el siguiente informe:
“y ellos hicieron una excursión a
la frontera del territorio ateniense llevando sus armas, adquiriendo conocimiento del territorio y los
caminos (la laguna) y visitaron los santuarios
en el campo, mientras ofreciendo sacrificios en nombre de las personas. Cuando
llegaron a la tumba de Maratón, ofrecieron una corona y un sacrificio
por aquéllos que murieron en guerra por la libertad; y también fueron al
santuario de Amphiaraus. Y demostraron el la legitimidad de la posesión del santuario
que había sido ocupado por los antepasados en los viejos tiempos. Y después de
que ofrecieron un sacrificio, regresaron en el mismo día a nuestro propio
territorio”.
Lo que al principio parece ser una
excursión no peligrosa, adquiere otra dimensión cuando tomamos en consideración
el hecho de que en este período el santuario de Amphiaraus no era parte del
territorio ateniense y pertenecía a la ciudad de Oropos. Los atenienses habían
perdido este territorio hacía menos de una generación (es esta la ocasión en la
cual la famosa embajada de filósofos viajó a Roma). Los jóvenes atenienses
marcharon armados hacia territorio extranjero, recordando a su audiencia con
discursos que los atenienses eran los legítimos propietarios del santuario y
luego regresaron dentro de los límites de Atenas. Esto muestra mucho más que la
supervivencia de un ritual de iniciación: separación de la vida urbana,
percepción de lo extranjero a través de una visita a los bordes del propio
territorio, exposición al peligro y el logro de un hecho importante y
reintegración, a través del retorno a Atenas y la aceptación dentro del cuerpo
ciudadano.
Libros como este deberían formar
parte del programa de estudio de todos los jóvenes de nuestro país. Porque el
Mediterráneo fue cuna del multiculturalismo (Griegos, Latinos, Hebreos,
Musulmanes se integraron magníficamente, Roger I y sus sucesores) y nos dieron
una lección inolvidable para enfrentar el grave problema actual de los
refugiados que llegan a las costas europeas.
Guillermo Compte Cathcart
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