Me
parece oportuno comenzar esta charla sobre Identidad y Valores
recordando algunas frases (las últimas del Gral. Perón en el Modelo
Argentino para el Proyecto Nacional)
La
exigencia de ser más argentinos (bonaerenses, brownianos, longchanenses) que
nunca exige una elección permanente entre lo bueno y lo malo: valorar.
La
forma en la que valoramos define nuestra características fundamentales, señala
nuestra identidad.
En un
mundo globalizado según intereses exclusivamente egoístas no puede resultar
otra cosa que la exclusión, la discriminación y la violencia como modalidades
de la injusticia.
Quienes
predican la elección permanente de la autosatisfacción, están erigiendo los
muros infranqueables del egoísmo, de la separación de los otros.
En una
sociedad humana global clonada hasta el cansancio por lo medios de comunicación
por todos los rincones de la tierra, todavía se festeja la caída del muro de
Berlín pero no se destaca la construcción constante de los terribles muros que
edificamos para protegernos de los demás, de la agresión de los demás, del
contacto con los demás.
Ya la
vereda no nos une con el vecino sino que nos separa de él.
Ya la
esquina no es el lugar de encuentro a partir del cual todos los jóvenes
comenzaban la conquista del mundo, hoy es el nido de lo temido, el peligro
sospechado.
Hace
unas décadas, cuando estos pueblos se iban gestando, la paz y la justicia se
suponían como valores incuestionables.
El
egoísmo y el todo vale han desmoronado esa jerarquía. Hoy, debemos construir
nuevamente la paz, porque muchos la han olvidado.
El
terrorismo no es más que la expresión más conocida del egoísmo que pregona el
desarraigo como método hacia el bienestar personal, el no pertenecer a una
comunidad determinada, el olvidar “la casita de los viejos” y...a los viejos
también!
Este
“olvido” nos convierte imperceptiblemente en indefinidos habitantes de un
universo ajeno. En repudiar a quienes hunden sus raíces en nuestra tierra
grande y generosa.
El
respeto de la propia identidad – que es fundamentalmente la identidad humana
– ha perdido prestigio en los partidarios del materialismo que impera en la Tierra. Por eso, la
gente, los pueblos, tratan desesperadamente de recuperar aquello que han
perdido y acuden a la memoria para rescatar los trazos de aquellos valores que
edificaron los cimientos de los lugares en los cuales nacimos, crecimos y
aprendimos a ser buena gente.
Hace
unas décadas no existían los barrios prohibidos. Ya sea por ser “privados” o
por ser “peligrosos”. No existía eso tan común en muchas zonas de los grandes
centros urbanos: “el pago del peaje”.
La
vereda era construida por el esfuerzo de los vecinos y era de circulación
libre. Un simple golpe de manos lograba la atención rápida del vecino al cual
se llamaba. Hoy, hay que insistir varias veces para lograr ser espiado por una
hendija y para ser solamente ignorado por el temor que domina las mentes y los
corazones.
¿Cuántos
de nosotros padecemos la desgracia de no conocer en tiempo y en forma cuándo
muere ese vecino al que tanto estimamos? Ya es frecuente, muchísimo más que
antes, enterarse de la muerte de alguien cuando le preguntamos a sus hijos como
está de salud el difunto.
Es
verdaderamente un milagro que todavía existan las organizaciones libres del
pueblo, las que algunos de nosotros denominamos así: las organizaciones que la
gente elige darse en un acto supremo de soberanía y participación.
Hoy,
está de moda otra denominación ONG, organización no gubernamental donde ese NO
es mayúsculo pues no se la piensa como solidaria con el gobierno sino como
ENEMIGA y eso, en buen romance, implica NO INVOLUCRADA EN LA CONSTRUCCIÓN DEL
BIEN COMÚN, DEL BIENESTAR DE TODOS.
Las
sociedades de fomento, los clubes de barrio, tenían como fundamental objetivo
lograr el bienestar de todos los vecinos, reclamando, llamando la atención del
gobierno para mejorar la calidad de vida de un sector determinado, de un lugar,
pero, lo más importante para sus integrantes era organizar el esfuerzo para
intentar realizarlo por sí mismos.
Había
una prioridad.
Nosotros,
los vecinos, vamos a hacer y hacemos esta obra porque con nuestro trabajo podemos hacerlo y
el gobierno sólo debe apoyar nuestra capacidad de gestión y nuestra
participación.
El
cambio de valoración de esta relación entre vecinos y estado ha sufrido un
vuelco fundamental y ello se debe en parte a la intensa prédica de quienes no
creen en el Estado como factor fundamental en la sociedad moderna, de quienes
preconizan un estado ausente de los grandes problemas sociales.
Un
simple análisis de los nombres de las entidades de un determinado pueblo nos
señala la identidad del mismo:
Una de
las primeras entidades del pueblo de Longchamps fue LAS MITAS, un club
de fútbol cuyos partidos eran observados por cientos de hombres y de mujeres de
esta comunidad. Según los socios que aún viven, ese nombre fue elegido porque
representa el trabajo semanal y el tiempo de descanso (orígen quechua). El
orden que permite apreciar la regularidad, la esperanza y la creencia que
haciendo las cosas tal como nos las enseñaron nuestros padres y nuestros
abuelos podremos llegar a buen puerto. Que para conseguir resultados hay que
esforzarse y que en la vida NO TODO VALE.
Otro
club de fútbol fue DEFENSORES DE LONGCHAMPS cuyos partidos eran festejados por varios
centenares de espectadores en la década del 50 en su cancha ubicada entre las
actuales Gran Vía, Boulogne Sur
Mer, Kellertas y Malvinas Argentinas.
Este nombre defensores SEÑALA UNA IDENTIDAD QUE DEBE PRESERVARSE DE TODO
PELIGRO, una vocación de seguir siendo lo que se es, un orgullo incuestionable.
Las
entidades fundamentales de Longchamps, que ya han cumplido los 50 años son:
CIRCULO
SOCIAL,(fundado
en la década del 30), SOCIEDAD DE FOMENTO CASTELLI (cuyo nombre no es en honor al prócer sino a
un muy querido vecino que ayudaba a todos en el barrio), CLUB ATLETICO
LONGCHAMPS (TRES PLUMAS) (porque compartían “el pan” de una botella de
cognac), CLUB CRUZ DEL SUR , la guía estelar de los navegantes y los
viajeros, SOCIEDAD DE FOMENTO UNIÓN Y FRATERNIDAD (del barrio
ferroviario, la cooperación para construir la casa propia un ejemplo nacional)
y está próximo a cumplir los 50 la SOCIEDAD DE FOMENTO ESPERANZA, cuyo
nombre es toda una declaración de principios y objetivos.
Dos
anécdotas de la inmigración en el pueblo:
A
comienzos de la década del 30 trabajaban en la cosecha de duraznos decenas de
polacos en el barrio conocido como Campo Ramo (Campo de Ramos) en lo que hoy es
el cuadrado formados por Malvinas Argentinas
(Ex Londres), Alvear (Ex Drago) Palumbo y el camino ancho. Cuando
recrudecían las noticias del crecimiento de Alemania , casi todos volvieron a
su patria y enfrentaron la invasión combinada de Rusia y Alemania en el 39.
Muchos volvieron ilesos y se radicaron en la zona y en el mismo barrio.
A
mediados del 50 vivieron con nosotros , en la calle Drago, los integrantes de
una familia húngara que vino a la
Argentina escapando de los comunistas que en el 55,
finalmente, invadieron Budapest. Uno de los chicos, nacido en 1947 y en China,
cuando pasaron por ese país, murió finalmente en 1968 en Vietnam peleando con
los norteamericanos. (Después del golpe gorila del 55 se habían ido a París y
terminaron radicándose definitivamente en los Estados Unidos).
Un
ejemplo de integración entre gobierno municipal y entidades de bien público.
En la Guía publicada en 1951 por la Sociedad de Fomento UNION
VECINAL se dice que la entidad recibió un pergamino que decía:
“La Municipalidad de
Almirante Brown y vecinos a la
Sociedad de Fomento Unión Vecinal de Longchamps gestora de la
creación de la Sala
de Primeros Auxilios. Almirante Brown, 22 de Julio de 1945” . Ocho días después de
la fecha anotada, es decir, el 30 de Julio de 1945 comenzó a funcionar la Sala de Primeros Auxilios en
el local de la Av. Longchamps 670 (hoy Avenida Chiesa)”.
Guillermo
Compte Cathcart
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