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martes, 19 de mayo de 2015

Charles Dickens, Emile Zola, Alain Fournier y Evelyn Waugh: El Puente entre la Geografía y la Historia


Quienes hemos tenido la inmensa fortuna de abrir caminos en el campo - ser los primeros en dejar un rastro en los pastizales para que otros siguieran nuestros pasos, ser los fundadores de la vereda - no podemos permanecer indiferentes a un libro tan inquietante como el escrito por Alan Baker , "Geography and History. Bridging the Divide", ISBN 0 521 28885 1 (paperback) £ 17.99 (US$ 25.99) (Cambridge University Press, 2003) www.cambridge.org
Baker expresa en el Prefacio que su aspiración es explorar la interdependencia de la geografía y la historia y para ello parte de la premisa que afirma que la primera no es inteligible sin la segunda y que como geógrafo - ha sido honrado por Francia por sus contribuciones al campo de la Geografía Histórica - asume el compromiso de analizar la naturaleza de la división existente entre las dos disciplinas - que muchos sostienen por distintos motivos, erróneamente -, para encontrar los posibles puentes entre ellas.
Los temas se suceden - como los colores de los países en un plano de América del Sur - para desplegar ante el lector las distintas perspectivas que permiten comprender la problemática propuesta: los historiadores y la geografía, los geógrafos y la historia, tiempo geográfico y geografía de la temporalidad, el discurso ambientalista en la geografía, los atlas históricos, el discurso regional, la identidad nacional y los monumentos que la construyen - entre otros - y una inmensa cantidad de referencias que ocupan 42 de las 281 páginas de este excelente libro, digno de Cambridge University Press y su meticulosa preocupación por la cultura y la educación.
En la página 122 el autor formula una pregunta interesante: ¿Cómo el interés de los geógrafos en el paisaje los ha llevado al análisis de las creaciones artísticas de novelistas, poetas, pintores y músicos?

Para responderla Alan Baker acude a varias fuentes que citaremos para ilustrar la importancia de este nuevo libro que tenemos el inmenso placer de presentar a nuestros lectores, pues la sola referencia a los títulos de las obras que fundamentan las conclusiones del autor sería la mejor presentación de "Geography and History. Bridging the Divide".
De Marc Brosseau (1994, "Geography's literature" publicado en Progress in Geography 18, 333-53) rescata el siguiente concepto:
"Los geógrafos exploran la relevancia de la literatura para explicitar diferentes puntos de vista: los humanistas buscan evocativas transcripciones de experiencias espaciales, los regionalistas buscan descripciones más vívidas de los lugares, los que pretenden hacer cambios sociales extremos tratan de hallar todo lo que tenga que ver con la justicia social, otros pretenden establecer paralelismos entre la historia de las ideas literarias y las geográficas".
Agrega Alan Baker (páginas 122 y 123):
"Hay una larga tradición en la Geografía Histórica en el uso de las novelas como fuentes de la geografía regional, como minas de información sobre el paisaje y las características de un lugar (1). Indudablemente, la mayor investigación de este tipo fue la realizada por M. Chevalier (2) demostrando la fidelidad geográfica de alrededor de 250 novelas francesas delos siglos diecinueve y veinte.
"Por ejemplo, Daiches y Flower (3) produjeron un 'Atlas Narrativo' de los paisajes literarios de las Islas Británicas, Margaret Drabble (4) exploró lospaisajes en escritos sobre Gran Bretaña, examinando las relaciones entre paisajes y literatura para entender mejor la condición humana, mientras Stephanie Foote (5) exploró las culturas e identidades regionales en la literatura norteamericana del siglo diecinueve."
 "Pero los novelistas también dotan a los paisajes con sentidos y significados y les dan un rol activo y no meramente pasivo en sus historias".
"Gillian Tindall (6) muestra como paisajes familiares - como los páramos de Yorkshire y las calles de París - adquieren la fuerza de poderosas metáforas en las manos de autores como Charles Dickens, Emile Zola, Alain Fournier y Evelyn Waugh, que convierten a los paisajes familiares como 'países de la mente'.
Las escenas rurales, por ejemplo, pueden ser usadas para corporizar el pesar por la pérdida de un pasado dorado; las ciudades pueden servir para situar - paradójicamente - no sólo la decadencia y la alienación sino también la esperanza y elrenacimiento".
Son inspiradoras las figuras que ilustran este libro imperdible, especialmente - para aquellos que estamos interesados en la Historia Local, la Historia Oral y en el rescate de la Memoria Popular - "La Ubicación de las Organizaciones No Gubernamentales in Loir-et-Cher,Francia, en 1868" y "La Ubicación de las Organizaciones No Gubernamentales in Loir-et-Cher, Francia en 1907", lo que permite una comparación en la difusión espacial y temporal de la solidaridad sociala través de agentes no estatales.
Merecen especial atención las conclusiones que surgen de la simple visualización de las ilustraciones que señalan "Los Cambios en los bosques americanos, 1600-1859" y "Un Modelo General de los Efectos delDesarrollo sobre el Medio Ambiente en las Indias Occidentales desde 1492".
Leyendo estas páginas no pude evitar el recordar una de las veredas que abrimos con mi hermano y mis padres: la que cruzaba en diagonal la antigua cancha del club Defensores de Longchamps - una asociación sui-generis integrada casi exclusivamente por jugadores en la comisión directiva y que vestía la camiseta de Huracán para demoler a sus adversarios -, actualmente una cancha fantasma sepultada bajo edificios y casas de familia de todo tipo y color.
Cuando iniciamos la senda, que con el tiempo se convertiría en una verdadera calle, recorrida por los coches del barrio durante los días de lluvia porque en ella no había huellas de carros lecheros, hacía tiempo que Defensores había abandonado la cancha que se convirtió inexorablemente en un inmenso pastizal.
El lugar en cuestión era la manzana delimitada por las actuales calles Boulogne-sur-Mer al Sur, Kellertas (ex Eduardo VII) al Oeste, Malvinas Argentinas (ex Londres) al Norte y Colectora Oeste de la Gran Vía delSur al Este, la anterior ribera Oeste del Arroyo llamado "Zanjón" y que según decían era el principal tributario del Arroyo del Rey.
Nuestro "caminito" nos permitía ahorrar una cuadra al caminar hasta la Estación Longchamps y trazaba la diagonal que nacía en Londres y Eduardo VII (las actuales Malvinas Argentinas y Kellertas, respectivamente) y moría en la intersección malamente trazada entre aquella ribera hoy no existente y Boulogne-sur-Mer, la calle que, según dicen las leyendas, recorre el anciano San Martín vigilando el patriotismo de los chicos vistiendo alguno de sus disfraces.
Las otras veredas, las "normales" eran el pretexto para que vecinos nuevos y viejos se fueran conociendo al hacerlas de cascotes, ladrillos o cemento, según la plata que se juntaba o las donaciones de restos de materiales que se guardaban en las casas recién plantadas en lo que fuera la Chacra La Neauca, la fabulosa quinta dibujada por la paciencia, la constancia y la sabiduría de los japoneses que apenas sabían saludar en castellano.
Si tomamos con atención los mitos que explican la fundación de las sociedades de fomento más antiguas de nuestra región veremos que uno de los motivos aglutinantes de los primeros socios fue el hacer una vereda.
Esta vinculación teórica entre la geografía y la historia nos viene muy bien para fundamentar académicamente la comunión que quienes hacemos un culto de la Memoria de la Vereda suponemos que existe entre ellas, acríticamente, como lo hacen quienes saben que poco vale contar la historia de quien no anduvo sobre un pedazo de tierra que sintiera como propio, como su lugar en el mundo, de los simples turistas que andan de paso sin echar raíces, los que siempre se están yendo, y que cruzan casi corriendo los lugares que recorren como si estos no tuvieran su propia, especial e inolvidable historia, su Memoria.

Guillermo Compte Cathcart


(1) Gilbert, E.W. 1972, "British regional novelists and geography", en su libro (como editor) British Pioneers in Geography (New York) p. 116-27.(2) Chevalier M. 1993,"Géographie et littérature", en su libro (como editor) La littérature dans tous ses espaces (París) p. 1-84.(3) Daiches, D. and Flower, J. 1979 "Literary Landscapes of the British Isles (London).(4) Drabble, M 1979 "A Writer's Britain" (London).(5) Foote, S. 2001 "Regional Fictions: Culture and Identity in Nineteenth-Century American Literature" (Madison, Wis.)."(6) Tindall, G. 1991 "Countries of the Mind: the Meaning of Places to Writers" (London)."

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