Nómadas asiáticos, vikingos, inmigrantes del mundo... |
Siguiendo el Hilo de Ariadna de los cambios más importantes
que aparecían en el cromosoma Y - que se transmite del padre al hijo varón -
trazó una línea generacional y estableció un mapa que ilustra cómo el hombre
pobló todo el planeta.
Hace 60.000 años - más o menos 2.000 padres para atrás - una
intensa y prolongada sequía azotó al continente africano - como resultado del
período glacial, que concentró el agua en los polos, una especie de Tsunami a contramano - hizo que los animales, con su
sabiduría tan animal, lo abandonaran buscando agua y pasturas.
Los cazadores - hombres altos, flacos, de piel oscura y el
pelo enrulado como los que se pueden encontrar hoy en Namibia y en otros países
- no tuvieron más remedio que seguirlos.
Los que eligieron el rumbo de Siberia, debieron minimizar su
superficie corporal para evitar la pérdida de calor, en un intento para
adaptarse al frío extremo; por eso, desarrollaron troncos robustos, dedos
regordetes y piernas y brazos más cortos.
Hace 20.000 años un grupo de 10 a 20 de estos siberianos,
que iban y venían por el Ártico, logró cruzar por Beringia hasta el actual
continente americano, hasta Alaska.
A medida que la era glacial retrocedía y los casquetes
polares se derretían, aumentaba el nivel del mar y surgió el estrecho de Bering
que aisló a los pobladores americanos y estos debieron desplazarse hacia el Sur
Es decir que, tanto los esquimales del Canadá como los Onas
de Tierra del Fuego, tienen como padres ancestrales a estos primeros 20 viajeros
intercontinentales.
Mucho más acá en el tiempo, hace diez siglos (alrededor del
año1000) , en tres expediciones sucesivas de 35, 25 y 60 integrantes - incluidas
las mujeres - los vikingos fundaron Vinland, en Canadá y tuvieron un contacto
permanente con los nativos durante varios años hasta que las guerras hicieron
desaparecer el primer asentamiento europeo en nuestro continente.
Un grupo de investigadores escandinavos está realizando el
estudio genético de individuos en distintos puntos de América del Norte y
Central para seguir el rastro de este encuentro Vikingo-Americano.
Como ya he dicho en otra nota (12 de Octubre: ¿Día de la
Raza, Día del Encuentro o Día de la Madre? Gudrid Thorbjarnardottir, la mujer
que descubrió América): "Nuestra América, la maravilla más grande de la
Tierra, es un río mágico al que nutren todas las culturas, todas las sangres y
no podemos perpetrar el crimen de infartarlo con los diques de nuestra mediocridad".
Lamentablemente, hay quienes, por reivindicar los justos
derechos de los indígenas, hieren, marginan y discriminan a los americanos
descendientes de europeos.
Tal es el efecto - ojalá que sea involuntario - que provoca
en mí, el excelente artículo publicado
en el Clarín el domingo 16 de Enero de 2005 en las páginas 34 y 35 bajo el
título: "El 56% de los argentinos tiene antepasados indígenas".
Sabido es - por los malditos genocidios que padeció la
Humanidad - que la simple inserción del adjetivo "puro" - y sus
femeninos y plurales - en cualquier frase relacionada con los genes despierta
ecos indeseables, como los macabros que resonaban en las calles de Berlín
durante las décadas malditas del nazismo.
En todo el artículo se reitera imprudentemente ese adjetivo:
"indígena puro", "indígenas puros", "comunidades
aborígenes puras", "amerindio puro","amerindia pura"
¿Hacía falta esa repetición? ¿O es que por ser italianos,
españoles, franceses, escoceses, alemanes del Volga, austríacos, polacos,
húngaros, rusos, portugueses, ingleses, irlandeses, holandeses, alemanes,
gitanos, protestantes, judíos, vascos, católicos, etc., los europeos no son
"puros"?
En lo que respecta a la herencia exclusivamente materna se
determinó la existencia de 7 a 13 linajes mitocondriales específicos de
poblaciones indígenas americanas (Bailliet et al, 1994; Bianchi y Rothhammer, 1995).
Mientras que el estudio en diferentes poblaciones europeas,
africanas y asiáticas evidenció un número igual o mayor de linajes paterno o
maternos específicos para cada una de estas regiones geográficas,
respectivamente (Ballinger et al, 1995; Chen et al, 1995; Torroni et al, 1996
(Ver conferencia "Aporte de la genética y la antropología molecular a los
derechos de los indígenas argentinos por la posesión de tierras", Néstor
Oscar Bianchi y Verónica Lucrecia Martínez Marignac en http://www.prodiversitas.bioetica.org/nota33.htm#_ftn2).
Es decir, los indígenas amerindios son tan puros como los
europeos.
¿Por qué, entonces, no se lo explicitó como corresponde?¿Por
qué se los menciona en general como "sin genes indígenas" como si
"lo indígena" fuera el Metro Patrón?
¿Estamos en presencia de un racismo indigenista?
También ofende a la memoria de los propios ancestros - y a
la razón - la interpretación desafortunada de las cifras que aparecen en el
clarísimo gráfico de la página 34.
Si tenemos un 37% de mestizos con marcador heredado de la
madre, tenemos un 37% que tienen sangre indígena y europea.
Si tenemos un 9% de mestizos con marcador heredado del
padre, tenemos otro 9% que tienen sangre indígena y europea.
Sumados los dos porcentajes tenemos el privilegio de tener
un 46% de la población con genes indígenas y genes europeos: Un ejemplo mundial
de integración que debería ser reconocido como patrimonio de la humanidad en
una época de enfrentamientos raciales, culturales, religiosos y políticos.
Somos un santuario del multicultualismo.
Si por un lado tenemos un 10% de no europeos
("indígenas puros" como dice el artículo") y por otro lado un
44% de europeos ("Sin genes indígenas") tenemos todo el derecho y la
razón - ya que no se dijo: "El 46% de los argentinos tiene antepasados
indígenas y europeos" - , para elegir el título que hemos elegido para
esta reflexión.
Porque ese 46% sumado al 44% da , nada más ni nada menos,
que el 90% , un poquito más de lo que enseñaban los viejos y queridos manuales
destinados a crear el amor por el nuevo país a los inmigrantes que bajaban de
los barcos para escapar de las sequías europeas, como hicieron hace miles de
años los africanos o los siberianos.
Para terminar, cito textualmente tres párrafos de la
conferencia de Bianchi y Martínez Marignac , cuya lectura recomiendo
fervorosamente:
". el elemento genético es sólo en parte determinante
de la identidad étnica y su grado de fuerza varía de grupo en grupo así como lo
hacen otros parámetros biológicos como la apariencia física y socioculturales como
la lengua, la vestimenta, la región que se habita, la organización e
instituciones".
"El componente genético es un aporte que debe asociarse
a otros parámetros, socioculturales, registros históricos y datos de organismos
oficiales."
"En la actualidad no existen poblaciones humanas que no
hayan tenido el aporte genético de otras poblaciones, motivo por el cual el
concepto sensu strictu de raza biológica no es válido para el ser humano.
Asimismo, tampoco está definido qué cantidad de flujo génico
debe existir para que la pertenencia a cierta etnia de una población sea
negada".
Todos los argentinos sabemos que
venimos desde los cuatro rincones de la tierra y , si bien somos algo
autoritarios, nunca aceptaremos mansamente - como sí lo hicieron los Incas con
Pizarro y los ciento setenta soldados que con él vinieron - un separatismo
colla, toba o mapuche.
Guillermo Compte Cathcart
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