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martes, 26 de mayo de 2015

La primer pintura de América hecha por un artista europeo

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West Indian Landscape,
la primer pintura de América realizada por un europeo.
En estas líneas nos “encontraremos” con un libro fascinante – para mí todos lo son – pero este tiene la particularidad que lo distingue de los otros – muchos – que tengo el placer de leer y “explorar” como Cazador de Cultemas e Indexnauta.
Benjamín Schmidt es Profesor Asistente de Historia en la Universidad de Washington y ha publicado artículos sobre los comienzos de la historia cultural europea en Renaissance Quarterly y en William and Mary Quarterly. En los agradecimientos del trabajo que nos ocupa, el autor menciona a Anthony Padgen como conduciendo un seminario sobre “European ideas of the Other” – Ideas europeas del Otro – título inquietante como el que más, tomando en cuenta los terribles problemas que la famosa “comunidad” debe resolver ante la constante avalancha de “las nuevas invasiones bárbaras” que nuestros primos están padeciendo, recibiendo oleadas de gente como nosotros, los “pobrecitos” de San Francisco de Asís.
Y, que lamentablemente, se ahogan en el "Mare Nostrum".
Estas “ideas europeas del Otro”, me parece, deberían estar permanentemente presentes en las 450 páginas de este muy bien presentado volumen de la Cambridge University Press.


Innocence Abroad. The Dutch Imagination and the New World, 1570-1670 , ISBN- 13 978-0-521-02455-6, ISBN- 10 0-521-02455-2 paperback; ISBN-13 978-0521-80408-0, ISBN-10 0-521-02455-2 hardback tiene 47 ilustraciones que exigirían un tomo completo para ser analizadas como corresponde.
Y eso haremos en esta oportunidad, dedicándonos a la primera de ellas, de la cual se ocupa Benjamín Schmidt en la página 2, al comienzo del capítulo 1,  The Dutch Discovery of America.
Para comenzar por el principio, especulativo y retrospectivo, singular e imaginativo al mismo tiempo, articulados en la palabra y la imagen poderosa: “hay un paisaje, esencialmente un paisaje de las Indias Occidentales, con muchas personas desnudas, un precipicio dentado, y una construcción extraña de casas y chozas”.
Así escribió Karel van Mander, el decano del arte holandés del siglo XVI y líder de los hombres de letras de la República, respecto a su encuentro con la gran pintura West Indian Landscape, la primer pintura de América realizada por un pintor europeo.
Aquellos que quieran apreciarla por sí mismos  pueden hacerlo visitando la ciudad de Haarlem, donde el panel decora la residencia del schout (sheriff), Nicolaes Suyker, un nieto del artista  Jan Mostaert, quien nos muestra una escena de bucólica tranquilidad en la cual animales de granja, europea, pastan en colinas color bermejo.
Ese toque cromático de “tirando al rojo” – como señala el diccionario de la Real Academia Española respecto al término “bermejo” – se expresa claramente en otros sectores de la obra de Jan Mostaert , la que en sus apretados 86 x 152 cm , ofrece una síntesis acabada al espectador del dramático encuentro entre las Europas y las Américas , según el imaginario de los conquistadores entre los años 1520-30, década en la cual se gestó y concretó esta obra.
Ese “otro” rojo es la sangre derramada durante la “conquista”.
Benjamín Schmidt en dos terribles frases sintetiza el drama de ese choque cultural que aún hoy lastima nuestra memoria e identidad como nueva formación socio-cultural:
“A host of steel-clad soldiers marches into the center of the composition (from the right), met by an advancing parade of naked, and apparently agitated, men. This second group is armed with simple farm tools and crude weapons of wood and stone – a sharp contrast to the foreboding array of cannons, muskets, and pikes borne by the phalanx of soldiers”.
"Un grupo numeroso de soldados vestidos de acero  marchan hacia el centro de la composición (desde la derecha),  hacia el encuentro de un conjunto de hombres que avanzan , desnudos y aparentemente agitados. Este segundo grupo está armado con simples herramientas de granja y armas rudimentarias de madera y piedra, un marcado contraste con los cañones, mosquetes y picas llevadas por la falange de soldados”.
No sólo los mosquetes vencieron a los palos y las piedras: También el pincel y los colores vencieron a las pinturas rupestres.
(Cómo hacemos para ver las pinturas hechas por esos americanos invadidos)
Porque el arte es – sin duda – un instrumento al servicio del imperio, y Holanda fue una gran hacedora en esta construcción del imperio atlántico que hoy denominamos imperio americano como continuación del británico y del romano.
A los colonizados sólo nos queda la ilusión de poder algún día publicar libros tan importantes como este pero desde nuestra perspectiva.
Reivindicando la expresión de nuestra propia naturaleza, hecha mayormente, por el mestizaje de pinturas primitivas ignoradas y pinturas de salón perfumado, tan europeas, tan decadentes.
Guillermo Compte Cathcart

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