Leyendo el ensayo “The First American Tourist Guidebooks: Autorship and the Print Culture of the 1820s”, Book History, Volume 8, 2005, el Anuario de la Sociedad para la Historia de los Autores, la Lectura y la Publicación , SHARP – The Society for the History of Authorship, Reading and Publishing -, publicado por la Pennsylvania State University Press, 2005, de 323 páginas.de Richard Gassan, encontramos
“En 1818 él era un agente de John Trumbull
y ofrecía reproducciones de la Declaración
de la Independencia, una tarea que lo llevó
de Nueva York a Boston y fuera de tempo-
rada a Ballston y Saratoga Springs en bus-
ca de suscriptores”. (1)
¿Qué importancia tiene este cultema para un lector argentino?
“Él” – para el caso no importa su nombre, ni su historia – vendía suscripciones de una reproducción de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos...¿alguna vez a alguien se le ocurrió vender en la Argentina reproducciones de nuestra Declaración de la Independencia en una zona que fuera, por ejemplo, desde Buenos Aires a Rosario y desde Mar del Plata a Río Tercero?...¿no es interesante este dato para quienes hagan historia comparada de la importancia del texto de la constitución para las poblaciones americanas independizadas de las potencias europeas a 42 años de sucedido el nacimiento como país independiente? (En nuestro país eso debería haber sucedido en 1858, cuando Buenos Aires y la Confederación andaban a los tiros disputando espacios de poder)...¿no es interesante saber que cuando todavía había argentinos que no sabían que éramos independientes de España y de toda otra potencia extranjera (el año 1818), había un norteamericano tratando de conseguir compradores para una reproducción del texto de su Declaración de Independencia?
Muchas veces, durante las conversaciones cotidianas solemos hacer un paralelismo entre nuestro desarrollo y el de los “hermanos del norte”.
Tal vez, cultemas como este nos ayuden a comprender la diferencia entre Ellos y Nosotros.
Ya que no sabemos si tuvo o no éxito esa venta, lo importante es indicar que a alguien se le ocurrió la idea de vender reproducciones de la Declaración de Independencia Norteamericana y que – por lo menos a uno, ese “él” al que no identificamos – le pareció posible el emprendimiento de ofrecerla en varios puntos geográficos bastante distantes entre sí.
Veamos otro ejemplo de cultema “cazado” durante la cacería mayor que hemos emprendido. Cuando explorábamos un libro excitante – en todo el sentido de la palabra – nos topamos de improviso con
“El leer no se limita a los libros.
Nosotros también "leemos" - es decir, absorbemos,
interpretamos, y respondemos a –las lecciones del aula,
los conciertos, las transmisiones de la radio, las películas,
de hecho a todas las variedades de la experiencia humana”. (5)
Un cultema muy parecido a este – que como vemos tiene dos frases – lo encontramos en el ensayo “Crossing Borders in Early Modern Europe. Sociology of Texts and Literature” de Roger Chartier (traducido al inglés por Maurice Elton)
“La disciplina (la bibliografía), transformada
en la sociología de textos, fue invitada a nuevas tareas:
inventar protocolos de descripción capaces de tomar en
cuenta toda la materia impresa aparte de los libros
y todos los textos que no usan palabras
y considerar la misma perspectiva analítica
para todo el proceso de producción,
transmisión y recepción de textos.
...cualquiera sea su forma”. (6)
Si recortamos aquello que nos parece semejante, podemos armar un nuevo cultema que sintetice a los dos
“El leer no se limita a los libros.
...todas las variedades de la experiencia humana”. (5)
“...tomar en cuenta toda la materia impresa aparte de los libros
y todos los textos que no usan palabras...textos,
cualquiera sea su forma”. (6)
Una vez que hemos hecho esta sencilla operación comprobamos cómo la primera frase de la cita del Profesor Jonathan Rose de la Drew University – Departamente de Historia – y fundador de SHARP (The Society for the History of Authorship, Reading and Publishing), es una síntesis perfecta
“El leer no se limita a los libros”
Una frase que parece una perogrullada pero que es imprescindible repetir una y otra vez para eludir la trampa en la cual nos encontramos prisioneros quienes consideramos que el desarrollar el hábito lector es un requisito imprescindible para la formación de ciudadanos soberanos e independientes, pues el que nada lee es esclavo de cualquiera.
Esta prisión es que no puedo comenzar a desarrollar este hábito lector, entregando un libro a quien no está acostumbrado a verlo en su entorno o a tomarlo entre sus manos.
Si yo acepto que “El leer no se limita a los libros”, cuando debo realizar acciones para desarrollar el hábito lector usaré distintos instrumentos para lograr mis objetivos y evitaré en el recurso de acudir sólo a los libros para formar ese hábito.
Pues, para quien no esta acostumbrado al libro como simple objeto no tiene respecto a él sentimiento, que conjuntamente con el lenguaje, forman la identidad de una composición literaria.
Si tuviera que llevar a cabo una campaña de Promoción del Libro y de la Lectura como Instrumentos Fundamentales de la Cultura y la Educación y de desarrollo del Hábito Lector en niños que están cursando los años de la educación primaria usaría el siguiente camino:
Elegiría una película famosa y la exhibiría varias veces para que en reuniones sucesivas fueran encontrando distintos matices que completaran una interpretación del texto de la cinta, más completa con cada proyección, es decir, les mostraría los rincones de la pantalla, el segundo y el tercer plano, el entorno circunstancial del relato principal, esa película secundaria que podemos visualizar, “descubrir”, cuando hemos visto la cinta varias veces, el símil de las anotaciones al margen de los libros medievales.
Con esto aprenderían a comprender el texto como un territorio a explorar y que siempre es nuevo gracias a la magia del redescubrimiento.
Como segundo paso, conseguiría libros relacionados con el tema del film y entraríamos al texto escrito “armados” de la red de las sensaciones múltiples que hemos recibido en las reiteradas proyecciones de la producción cinematográficas.
Como en nuestro hermoso idioma no contamos con esos libros debemos acudir el inglés “imperial”, el mismo que se pretende enseñar en distintos niveles de la educación estatal en nuestro país.
Existen decenas de títulos relacionados directa o indirectamente con películas famosas y que nos darían el valor agregado de iniciar a los alumnos en los primeros pasos de una traducción personal de la lengua de Shakespeare y William Blake.
Un chico con un título de un libro para traducir del inglés al español, con un traductor en la computadora, o con un diccionario y con la película varias veces vista y discutida con sus compañeros en clase si no aprende que el libro es imprescindible para su desarrollo personal, cualquier libro , es mejor que no pierda más el tiempo tratando de comprender un mundo que lo habrá dejado para siempre atado y marginado a las cadenas del fondo de la caverna que tan implacablemente describió Platón en La República.
Supongamos – para poner contentos a los distintos “enemigos declarados del imperialismo” pero que se hacen atender por médicos imperiales o veranean en sus playas – que elegimos como película a la extraordinaria “Apocalypsis Now” de Francis Ford Coppola.
Es de muy interesante discusión el contenido del film, principalmente, para mostrar la historia del heroico pueblo vietnamita y los intentos franceses por mantener su imperio decadente – habría que ver si nuestros docentes están preparados para relacionar la génesis del término “Indochina” con la del término “Latinoamérica”, viejo truco galo para ganar en el discurso lo que nunca podrían conquistar con la acción o con la realidad.
Debería señalarse, además, cómo los vietnamitas, después de la huída de los yankees frenó y destruyó a varias divisiones chinas que pretendieron invadir su territorio.
Y, por último, explicar la patética gira que gobernantes vietnamitas realizaron por Argentina y el MERCOSUR, tratando de firmar pactos comerciales que demostraran su buena letra entre los adherentes al libre comercio para ganarse una sonrisa del Tío Sam.
Una vez comprendido el contenido de este film imprescindible - con una correcta descripción de los personajes del asesino y del “renegado positivo”, que interpreta Marlon Brando - debería pasarse al autor del “Corazón de las Tinieblas”, el polaco que aprendió a escribir en inglés como pocos , Conrad, el magnífico.
Y, por último, traducir algunos títulos de libros relacionados y, si es posible - y está la plata - comprar alguno.
Pedimos ayuda a una bibliografía realizada por la Oxford University Press y como no tiene Index, debemos leer los 23713 que publica para encontrar algunos que pueden servir como contexto de las obras del polaco autor de Lord Jim – quien también mereció un gran película interpretada por Peter O’Toole.
Estos son los cultemas encontrados (todos los títulos de libros son cultemas)
‘European Exiles. Renegades and Outlaws and the Maritime
Economy of Asia c. 1500-1750’. 6103
‘Exotic Nostalgia: Conrad and the New Imperialism’. 11901
Joseph Conrad and the West: Signs of Empire. 11918
The Invention of the West: Joseph Conrad and the Double
Mapping of Europe and Empire. 11930
‘The Charm of Empire: Joseph Conrad’s “Karain: A memory”’.
11935
Kipling and Conrad: The Colonial Fiction. 11968 (7)
Solamente con la traducción al español de cada uno de estos títulos, y su relación con el argumento de la película de Coppola los alumnos, además de comprender la relación entre cine e imperio, entre cine y literatura y entre literatura e imperio sabrán – comprenderán, entenderán – que si no leen serán siempre dominados.
Que quede en claro que cuando decimos lector decimos “Cazador de Cultemas” y decimos “Indexnauta”. Señalamos la tarea de analizar e interpretar el texto que leemos.
Guillermo Compte Cathcart
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