Estas preguntas han sido formuladas decenas de veces en los últimos años en las organizaciones que tratan de obtener un triunfo electoral sin la contención y guía de un Partido político basado en sólidas y claras propuestas doctrinarias.
Cuando un individuo se autopropone invierte grandes sumas de dinero, obtiene mágicamente una corte de "ayudantes" espontáneamente convocados al imperio de "la razón la tiene el de más guita".
Los "gilitos embanderados", lenta e inexorablemente, han desaparecido del horizonte político de nuestro país.
Solo quedan inarticulados militantes que se refugian en los cuarteles decepcionantes del olvido.
Algunos han sorteado este exilio de la memoria colectiva y han optado la denigrante postura de aquellos que eligieron "el mal comer siendo la mueca de lo que soñaron ser".
En Roma, para ser un ciudadano muy respetado y aclamado en la coronación de laureles, había que "poner guita" para armar un ejército y librar batallas contra pueblos inofensivos.
Tal vez, y con grandes y fatigosas intrigas cortesanas, llegaría la posesión imperial.
Hoy, vemos asombrados (y resignados) como cualquier cuatro de copas con billetes se convierte en el as de espadas con la ayuda de los a-ideológicos medios de comunicación.
Que por supuesto, tienen fuertes convicciones e intereses que les permiten manipular a las hordas anárquicas que alimentan una contingente "danza vampírica" para "representar" a la nada.
Cualquiera puede convocar a miles de nadie gracias al llamador del dinero.
Y, cobra en metálico (o en papeles) , la satisfacción de egos con sonrisas estúpidas y miradas somnolientas, que prometen vaguedades.
El ¿Querés ser Concejal?...¿Cuánto ponés? ha pasado a ser el paradigma del sistema democrático nacional de la Argentina del siglo veintiuno.
Guillermo Compte Cathcart
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