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jueves, 28 de mayo de 2015

The New York Times' account of the Battle of Inkerman

Mi antepasado es el que monta a caballo y tiene casaca roja...
Cuando mi tatarabuelo James Cathcart se enteró de la muerte de su primo George - con quien se comunicaba por correo dos o tres veces al año - solo le dijo a su hijo William: "No hizo nada más que cumplir con su deber".
William, quien todavía no había cumplido los dieciocho años, comprobó una vez más, que a su padre poco lo amedrentaban las vicisitudes de la vida y que como a todos los de su estirpe, le importaba más morir según la leyenda que quejarse como cualquier ser humano del planeta.
Mi abuela, Emily, adoctrinada por su padre a través de su madre, hizo lo mismo y así se lo transmitió a mi viejo, Luis Guillermo.
Yo, por supuesto, me corto un dedo con un cuchillo y me interno en terapia intensiva. Será por la sangre italiana de mi madre, Francisca, y también por haber nacido en esta maravillosa patria que - gracias a Dios - no tiene parangón en todo el Universo.
En la península de Crimea se enfrentaron los ejércitos británicos - y sus aliados - contra la Rusia Imperial.


La batalla de Inkerman se libró en los primeros días del mes de Noviembre de 1854.
The New York times relata su desarrollo con lujo de detalles. Ese hermoso texto histórico puede leerse completo en
http://www.historyhome.co.uk/forpol/crimea/inkerman.htm
Yo he copiado los párrafos relacionados con la muerte de mi antepasado:

 

"Sir GEORGE CATHCART, seeing his men disordered by the fire of a large column of Russian infantry which was outflanking them, while portions of the various regiments composing his division were maintaining an unequal struggle with an overwhelming force, rode down into the ravine in which they were engaged, to rally them. He perceived at the same time that the Russians had actually gained possession of a portion of the hill in rear of one flank of his division, but still his stout heart never failed him for a moment. He rode at their head encouraging them, and when a cry arose that the ammunition was falling, he said coolly. "Have you not got your bayonets?" As he led on his men it was observed that another body of men had gained the top of the hill behind them on the right, but it was impossible to tell whether they were friends or foes. A deadly volley was poured into our scattered regiments. Sir GEORGE cheered them and led them back up the hill, but a flight of bullets passed where he rode, and he fell from his horse close to the Russian columns. The men had to fight their way through a host of enemies, and lost fearfully. They were surrounded and bayoneted on all sides, and won their desperate way up the hill, with diminished ranks, and the loss of hear 500 men. Sir GEORGE CATHCART'S body was afterwards recovered with a bullet wound in the head, and three bayonet wounds in the body. In this struggle, where the Russians fought with the greatest ferocity, and bayoneted the wounded as they fell, Colonel SWYNY, of the 63d, a most gallant officer, Lieutenant DOWLING, 20th, Major WYNNE, 68th, and other officers, whose names will be found in theGazette, met their death, and Brigadier GOLDIE, of the 57th Regiment, received the wounds, of which he has since died".
Esta frase "Have you not got your bayonets?" señala el espíritu indomable de los integrantes de la familia Cathcart.
El primo tatarabuelo George era hijo del Lord Cathcart a quien fue dirigida la carta de Lancelot Holland en la que se describe la segunda frustrada invasión a Buenos Aires por parte del Imperio Británico.
Yo, muchas veces, cuando me critican que quiero arreglar las cosas de cualquier manera y me citan la frase: "lo arreglamos con alambre", sonrío y no contesto.
Pero recuerdo aquella frase del guerrero ilustre quien le dio su nombre a la colina ( Cathcart Hill ) en la cual murió heroicamente: "Acaso no tenemos nuestras bayonetas?"
Solo hago una pequeña adaptación criolla-porteña : "Acaso no tenemos alambre"

Guillermo Compte Cathcart

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