Framing the Early Middle Ages. Europe and the Mediterranean, 400 – 800, de Chris Wickman, Oxford University Press, 2005, ISBN 0-19-926449-X, de 990 páginas es un libro impresionante pues nos muestra, región por región, los cambios producidos inmediatamente después de la caída del Imperio Romano, o mejor dicho , de la caída de Roma.
El autor nos ofrece una nueva forma de encarar tema tan discutido como el de la Caída del Imperio Romano, analizando los grandes temas, los clásicos temas, desde el punto de las historias regionales desde Egipto hasta Dinamarca: Geografía y Política, Estructura del Poder Aristocrático, Campesinado, Redes, Ciudades, Sistemas de Intercambios, la Construcción de los Estados y sus formas, control y tenencia de las tierras, los campesinos y las villas y sus sociedades.
En la página 11 leemos:
“el concepto de continuidad esta muy mal usado, pues se recorta el cambio social privilegiando cosas particulares. La gente que lo invoca a menudo señala la técnica romano británica de construcción de muros en las casas anglosajonas, la accesibilidad de manuscritos de Ovidio en los monasterios francos, la perdurabilidad y longevidad de una dinastía gobernante en la frontera cristiano-musulmana en España, la cuadrada disposición de las calles en una ciudad carolingia de Italia, la posibilidad de usar papiros egipcios en Occidente, la existencia de un título senatorial en la Bizancio del 800, la continuidad de los límites en la Palestina Romana y la Árabe...”.
El autor, sagazmente, indica que el cambio social , el tránsito entre el Imperio y el Post- Imperio asume un ritmo distinto según las regiones, es decir, privilegia lo local como sede del tránsito hacia el mundo moderno.
Algo así como la guerra entre las regiones para anidar al Imperio Renacido.
En la página 371 leemos:
“Los lugares centrales y sus gobernantes no tenían un exclusivo monopolio sobre las importaciones a pesar de controlar las explotaciones de sus propiedades, pero tal control no era rígido y eficiente. Las villas eran razonablemente prósperas, y habitadas por campesinos independientes, con sus propios esclavos, sin que exista evidencia de estar su producción bajo el dominio de una dirección “feudal”. Las élites eran estables, pero a todo nivel se encuentran signos de autonomía, más que de control, tal como en las tribus del orígen de Inglaterra, Gales e Irlanda. Todas estas son proposiciones muy hipotéticas, inevitables cuando uno inventa historia social fuera de los modelos puramente arqueológicos”.
En una región las villas comienzan a desaparecer y se van congregando en ciudades, en otros lugares las villas se fortalecen, es como si el mapa que rodea al mundo mediterráneo fuera algo palpitante, con erupciones y enterramientos.
Este libro excelente nos da la posibilidad de imaginar cual será el futuro de la actual globalización en cuanto lo local, nutrido por las raíces de la identidad, sea capaz de asumir la responsabilidad de construir el Nuevo Imperio que elige , como siempre, las manos y el corazón de quienes se arriesgan a fijar sus reglas al Universo y no se someten mansamente a lo que la Naturaleza o a lo que Otros dictaminan.
Podemos asegurar que este sí es un libro que debe figurar en la Biblioteca de los Libros que Cambiarán al Mundo.
Guillermo Compte Cathcart
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