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martes, 19 de mayo de 2015

La Pasión de Mel Gibson: Un Acto de Fe


Ni Mel Gibson ni los integrantes del equipo que participaron en La Pasión serán perdonados por la gran mayoría de los integrantes de la corporación cinematográfica global.
Y no lo serán por haber puesto la técnica y su arte al servicio de su Fe.
Los católicos de todo el mundo hemos captado el mensaje y acompañamos en silencio la exhibición de una película que será vista generación tras generación para recordar el calvario de Nuestro Señor.
El filme es un excelente instrumento al servicio de la catequesis y pese a las absurdas restricciones que impiden a los niños verlo, nuestros hijos la verán repetidamente a lo largo de sus vidas para recordar el Mensaje de los Mensajes.
Es tan evidente la persecución religiosa de la cual estamos siendo objeto que la mejor prueba de ella es el absurdo de negar a los que sí pueden recibir en las Iglesias la preparación para recibir su Primera Comunión no puedan ver aquello que les es dicho Palabra por Palabra en unas imágenes maravillosas, esclavas de ese mismo Verbo.
Resulta insólito que para recordar la crucifixión algunos canales de televisión de nuestro país emitan películas sobre reyes judíos del Antiguo Testamento.


Cristo -interpretado magistralmente por un actor que seguramente nunca volverá a tener un papel protagónico en la industria dominada por tal racismo inhumano e hipócrita- le dice a su madre que está cambiando al mundo, caído bajo el peso de su cruz en una callejuela sin importancia de la Jerusalén dominada por la brutalidad romana. 
Es lamentable corroborar cómo los cipayos locales siempre sacrifican a los justos para mantener sus privilegios de casta. 
Los sacerdotes judíos no respetaron ni a su pueblo ni a sus textos sagrados cuando crucificaron a Jesús.
Los miles de jóvenes y adultos que durante el transcurso de cada Viernes Santo representen a lo largo y a lo ancho de la Tierra, el Vía Crucis seguramente se habrán inspirado en la película del Corazón Valiente que supo ser Guerrero del Camino.
¿Que la película es muy sangrienta? 
Lo es, sin ninguna duda. No se trata de una fiesta de primavera, ni de un desembarco en Normandía, ni en la ejecución bestial de millones de inocentes, ni de un pianista que para sobrevivir se esconde en cuanta cueva encuentra, se trata de la tortura y de la muerte del Inocente que llega para redimir los pecados de quienes se olvidaron de Dios, de quienes creyeron ser el Pueblo Elegido para provecho propio y no para transformar al Universo convirtiéndolo en un reflejo más parecido a aquél Paraíso Perdido que la soberbia humana hizo perder.
Se trata del asesinato salvaje de Aquél que llegó para enseñarnos un Nuevo Mandamiento: Que amemos a los Otros como nos amamos a nosotros mismos.
¿Que quienes produjeron el filme han ganado mucho dinero? 
Sin lugar a dudas y gracias a todos los santos que ello fue posible, a pesar de la parafernalia que trató de impedir que las grandes masas cristianas acudieran a verla. 
No recuerdo haber oído algo semejante cuando se exhibían otras películas denunciando otros crímenes de lesa humanidad. Cuando las vi tuve que pagar religiosamente mi entrada. Ver La Pasión de Mel Gibson es un Acto de Fe.
 Los católicos no necesitamos que gentes de otras religiones nos enseñen el Mensaje de Jesús. Ya lo sabemos. Y, con la seguridad de la protección de nuestra Iglesia sabemos que el director no dejará de filmar a pesar de las grandes dificultades que deberá sortear por haberse animado a rescatar al Santo Sepulcro de los infieles que hasta ahora sólo hicieron cristos de cartón y mejillas rosadas. 
Espero que con el tiempo y con la ayuda del Espíritu Santo el hobbit que se crió en Australia nos haga disfrutar otra aventura maravillosa. Si me es dado elegir tema, propondría una saga que el séptimo arte aún le debe a la cristiandad: Las Cruzadas.

Guillermo Compte Cathcart

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